Ponen el mundo a nuestro alcance, pero hay que usarlos sin que toquen la piel ni se eternicen en la oreja. Porque si bien aún no hay pruebas, se cree que pueden causar problemas.
Con el celular, el mundo está en las manos. Se puede hablar, leer,
estar conectados a las redes sociales, twittear, soñar, mirar películas,
filmar, oír música, sacar fotos, estar cerquita de la NASA, comprar,
vender, seguir conferencias, establecer contactos impensados en
instantes.
Según el informe reciente de la Unión
internacional de Telecomunicaciones (ITU), en el mundo hay 6 mil
millones de usuarios de teléfonos móviles.
Pero como estos aparatos emiten un tipo de energía
denominada ondas de radiofrecuencia (RF), en los últimos años ha surgido
la preocupación sobre su posible impacto en la salud de los seres
humanos.
“Como para llegar a la conclusión de que algo es
nocivo o genera un impacto negativo en el organismo se necesitan
investigaciones realizadas en miles de casos, ante las dudas y las
faltas de certezas se impone la aplicación del principio de precaución,
ya que también son muchas las entidades internacionales de salud que
aconsejan emplearlos considerando ciertos consejos”, comenta Antonio
Elio Brailovsky, economista especializado en historia ambiental, autor
de varios libros, entre ellos, “La ecología en la Biblia”, “Memoria
verde” e “Historia ecológica de Iberoamérica”.
Keith Black,
doctor en neurología del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles,
Estados Unidos, aclara que “el mayor problema que tenemos es que sabemos
que la mayoría de los factores ambientales requieren varias décadas de
exposición antes de que podamos ver las consecuencias. Por eso, es
primordial adoptar medidas de prevención para minimizar la exposición a
las ondas de RF”.
Por su parte, la doctora María Della Rodolfa, de Salud sin Daño-América Latina (www.colabore.saludsindanio.org),
coalición internacional de hospitales y sistemas de salud,
profesionales, ciudadanos, sindicatos y organizaciones ambientalistas
que se proponen transformar el sector de cuidado de la salud para que
sea ecológicamente ustentable, ofrece pautas para utilizarlos.
-Preferir el uso de auriculares.
-El celular no debe estar en contacto con el cuerpo (piel).
-No usarlo en el bolsillo de la camisa o del pantalón, sino llevarlo en un bolso o maletín.
-Emplear fundas de cuero o fundas con aislantes.
-Acostumbrarse a dejarlo sobre la mesa o el escritorio, no en el bolsillo.
-Emplear, cuando sea posible, el manos libres.
-Tratar de enviar mensajes de texto y no efectuar largas conversaciones.
-Evitar
el uso de celulares en los niños, ya que éstos, por su proceso de
crecimiento, son más sensibles a cualquier tipo de ondas o radiación.
-Al ir a dormir, no dejar el teléfono sobre la mesa de luz o debajo de la almohada.
Además,
Della Rodolfa menciona una serie de recomendaciones de la Sociedad
Española de Protección Radiológica: alejar el teléfono de implantes
electrónicos (marcapasos, bombas de insulina o neurostimuladores),
porque pueden causar interferencia o disfunción en implantes (consultar
al cirujano acerca de la compatibilidad electromagnética); no emplearlos
en aviones ni en áreas de cuidados intensivos de hospitales (pueden
causar interferencias y perturbar el funcionamiento de los equipos).
“Es
aconsejable -dice- no acercar el teléfono a la cabeza hasta que se
establezca la conexión para evitar radiaciones RF (después de marcar,
esperar unos segundos), no llamar cuando se desplaza en un auto a gran
velocidad, ya que cada vez que el teléfono sale de la zona de influencia
de una estación base, debe lanzar una emisión a plena potencia para
buscar la estación siguiente”.
En cuanto a cuáles son los más
complejos, la doctora María Ester Domínguez, directora médica del Centro
Oncológico Tres Arroyos, dice: “Está claro que a mayor poder de ondas
(más funciones) poseen mayor energía, por lo tanto el riego aumenta,
algo que ocurre además con el uso prolongado”.
Brailovsky
afirma que es fundamental educar a los chicos y a los jóvenes para que
usen correctamente los teléfonos móviles, tratar de mermar el uso cuando
una mujer está embarazada, no darle a los niños celulares con baterías
para jugar o directamente celulares para divertirse. “No son juguetes”,
concluye.
Por otra parte, como los estos teléfonos son
dispositivos electrónicos que emplean en su fabricación materiales
contaminantes, adquirirlos sería bueno considerar cuál es el más
ecoamigable u optar por los reciclados (en Internet hay sitios que los
comercializan).
Más allá de los progreso, de una nueva
generación de móviles ambientalmente más responsables (los celulares
surgen en la Segunda Guerra Mundial) que viene como tendencia, se sigue
estudiando y hablando sobre el impacto de las radiaciones y el mercado
es un gigante rompecabezas de celulares fabricados en forma tradicional.