Con la llegada del 27
aniversario de la catástrofe de Chernóbil (Ucrania), la organización de
los Ecologistas en Acción ha solicitado el cierre “urgente y escalonado”
de todas las centrales nucleares del mundo.
En alusión a los daños “tremendos” en términos económicos, de pérdidas humanas y de sufrimiento, el organismo ha apuntado que “no hay ningún país, por avanzado que sea, a salvo de los riesgos de la energía nuclear”.
De acurdo con Ecologistas en Acción, transcurridas casi tres décadas de esa tragedia, se desconoce la cifra exacta de las víctimas (unas 200 mil según fuentes de la Academia Rusa de Ciencias).
Igualmente, ha mencionado la vasta superficie contaminada por elementos de radioactividad, es decir unos 150 mil kilómetros cuadrados.
Las autoridades ucranias, a su vez, han señalado este viernes que las pérdidas económicas acumuladas desde 1986, año en que ocurrió el accidente, como su consecuencia alcanzarán los 180 mil millones de dólares en 2015, una cifra igual al Producto Interno Bruto (PIB) anual de ese país.
Por otra parte, el ministerio de Sanidad de Bielorrusia ha anunciado este viernes que un tercio de la población de ese país sufre de alguna patología de tiroides, generada por el accidente de Chernóbil, subrayando que casi toda la población sufrió en menor o mayor medida la contaminación.
En este sentido ha mencionado la persistencia del llamado “síndrome de Chernóbil”, un trastorno de ansiedad relacionado con fobias a la radiación y el cáncer.
La madrugada del 26 de abril de 1986, estalló el cuarto reactor de la central de Chernóbil, y fueron esparcidas 200 toneladas de material con una radiactividad de 50 millones de curies, que equivale a 500 bombas atómicas, como la lanzada en Hiroshima (Japón) durante la Segunda Guerra Mundial.
Hoy día, el nivel de la radiación de esa región supera 10 veces la mínima norma.