La empresa Chipsit se ha basado completamente en el modelo original de Google Glass pero mejorando y aumentando las especificaciones de su interior. Tanto la pantalla, que ha pasado de 360p a 720p ha cambiado como así la interfaz, que en vez de ser las tarjetas de Google son una interfaz parecida a la de un móvil, básicamente el escritorio de Android y todas sus aplicaciones en nuestro ojo de manera reducida.
Eso sí, han cuidado bastante el software, ya que viene con la versión 4.2.2, que aunque no es la última, mejora la provisional 4.0.4 de Glass.
En el interior vemos que el procesador se ha mejorado, lo que no comentan nada es de las implicaciones en la batería que esto puede tener.
Otro punto es ese streaming que se realiza. Con Android 4.2 ya teníamos Miracast y lógicamente las posibilidades que ofrece Android completo son mayores que las limitadas apps de Glass. El tema del control ya es otro distinto. Hasta que no pase el tiempo y los dispositivos wearables evolucionen, el tema de la sincronización con el smartphone y el uso que le podemos dar está bastante en el aire.
Finalmente, las Smart Glass cuentan con WiFi, GPS, giroscopio de 9 ejes, micrófono y altavoz. Los clásicos sensores de cualquier smartphone, y los colores serán el azul como el de la imagen, naranja y negro. Dejamos un vídeo donde sus creadores explican un poco más el proceso.
El precio final será de 500 dólares, tres veces más barato que los 1500 dólares que los explorers tienen que pagar actualmente pero bastante más próximo al precio que se presupone que tendrán las Google Glass cuando salgan al mercado.
El diseño, pues la imagen de cabecera es una simulación bastante optimista, y disponibilidad de estas Smart Glass es un misterio, pero que fabricantes así estén empezando a competir con Google por adelantarse en el lanzamiento de las gafas inteligentes lo único que provocará es que desde Mountain View se esfuercen más, con lo que nos beneficiaremos todos.