domingo, julio 15, 2012

Estudian en 3D el cerebro de un hombre perforado por un hierro

El accidente ocurrió en 1848. La víctima, Phineas Gage, no murió y volvió al trabajo. Pero su conducta cambió y se volvió irascible.

“Antes de su lesión, aunque sin entrenamiento en la escuela, poseía una mente bien balanceada y era visto por aquellos que le conocían como un hombre de negocios inteligente, enérgico y persistente en la ejecución de todos sus planes. En este aspecto su mente cambió radicalmente... amigos y conocidos decían que ‘ya no era Gage’”.


En 1868, el doctor John Harlow describió con esas palabras, ante la Sociedad Médica de Massachusetts, un caso que pasaría a la historia como el mayor enigma de la neurobiología.

Por años expertos de todo el mundo han estudiado y debatido la ubicación exacta y el grado de daño que pudo haber sufrido el cerebro de Phineas Gage –cuyo cráneo fue atravesado accidentalmente por un hierro en 1848– y el impacto que tuvo en su personalidad (pasó de afable a irascible). Pero, sin cerebro a mano, el enigma parecía sin resolución. Ahora, investigadores de la Universidad de California, Los Angeles (UCLA), lo investigaron una vez más, aunque esta vez aplicando nuevas tecnologías. Así, Jack Van Horn, profesor adjunto de neurología de la UCLA, y su equipo lograron desarrollar un mapa 3D del famoso “cerebro”, recreando el daño que pudo haber sufrido en el accidente.

Gage era supervisor en la construcción de una línea ferroviaria en Vermont, Estados Unidos.
En septiembre de 1848, mientras colocaba pólvora en el hueco de una roca con una barra de hierro de más de un metro de largo, accidentalmente detonó una explosión . El hierro se disparó hacia atrás y le atravesó el cráneo. Contra todas las probabilidades, sobrevivió al accidente, logró recuperarse físicamente y hasta regresó a su trabajo. Pero el drástico cambio en su comportamiento selló su destino como uno de los casos más fascinantes de la neurociencia.

¿Qué pasó? Siguiendo el paso del hierro por la cabeza de Gage, los investigadores observaron que mientras la materia gris del lóbulo izquierdo había sufrido un daño considerable, casi 4%, el daño a la materia blanca por donde pasó el metal y de otras zonas conectadas era sustancial, casi 11%, lo cual probablemente contribuyó al cambio de conducta.

“Que haya cambiado posiblemente no sea sorpresa, pero el cómo cambió continúa fascinando a neuroinvestigadores, aun después de 160 años” , comentó Jack Van Horn, autor principal del estudio. “Se trata de una evidencia que ayuda a explicar los efectos sobre el comportamiento del Sr. Gage,” dijo. Debido al frágil estado del cráneo (que todavía se conserva en el museo de medicina de la Universidad de Harvard), Van Horn tuvo que recurrir a colegas del Brigham and Women’s Hospital en Harvard, quienes en 2001 le habían sacado las últimas tomografías. “Requirió esfuerzo pero lograron hallar archivos originales del escáner,” explicó Van Thorn.

“Milagrosamente, Gage sobrevivió, pero tras la recuperación su personalidad cambió radical y permanentemente,” dijo a Clarín Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. “Hoy sabemos que el área de lóbulos frontales cumple la función de regular las emociones y la conducta social”, explicó.

Aunque es difícil hacer conclusiones, estos resultados sobre el daño en conectividad permiten tener una mejor idea de lo que ocurrió en esta famosa cabeza. “Es una hipótesis interesante. Quizás estos investigadores puedan avanzar en el conocimiento de las áreas cerebrales afectadas,” dijo Manes.