Nancy Lanza, la madre del joven que mató a 20 niños y seis maestros en una escuela primaria en Estados Unidos, se preparaba para el fin del mundo este 21 de diciembre, según el calendario maya, pero su último día llegó una semana antes.
Ella fue la primera víctima de la locura asesina de su hijo Adam Lanza. El chico, con quien venía teniendo una relación difícil, según se quejó con una amiga, le disparó varias veces en la cabeza. Las armas utilizadas por el muchacho, un fusil AR-15 y dos pistolas Glock y Sig Sauer pertenecían al arsenal de la mujer.
Dolor. Un grupo de niños ingresa al funeral de Jack Pinto, de seis años, una de las víctimas de la matanza |
Una cuñada de Nancy, Marsha Lanza, dijo a los periodistas que ella se había alistado para lo peor. “La última vez que la visitamos en su casa hablamos de prepararnos, de estar preparados para lo que pueda pasar cuando la economía colapse”, especificó la mujer.
El chico delgado y raro al que le costaba relacionarse con los demás, el mismo que ella entrenó en el uso de las más letales armas, se convirtió en su asesino y en el de otras 26 personas.
Cada suceso como el de Newtown reaviva el debate sobre el control de armas en Estados Unidos . Un tema delicado, en una nación en la que un rifle es un signo ya casi ancestral de su cultura. Sin embargo algunos quieren ser optimistas esta vez por la edad de la mayoría de los que murieron, 20 niños de entre seis y siete años.
El analista del Washington Post, Chris Cillizza, cree que después de este incidente en un colegio el público reaccionará y moverá a la acción a todos aquellos que pueden contribuir a lograr un efectivo control de armas.
El domingo, en la vigilia religiosa en nombre de las víctimas, el presidente Barack Obama consideró que aunque el asunto de la violencia es más complejo que aprobar leyes, eso no es excusa para no actuar contra la violencia causada por las armas.
“En las próximas semanas haré todo lo que está a mi alcance como presidente para prevenir más tragedias como estas”, anunció el mandatario, en lo que muchos consideran una declaración de principios para retomar su idea de campaña en 2008 sobre los rifles. Entonces, el joven candidato prometió reinstalar la ley para prohibir la posesión de armamento de asalto.
El momento nunca ha sido mejor para que el país adopte mayores regulaciones en este problema. Sobre todo después de que algunos acérrimos defensores de las armas han decidido cambiar su posición. Es el caso de dos prominentes senadores demócratas, Mark R. Warner y Joe Manchin, quienes anunciaron ayer que estaban abiertos a una gran regulación sobre los rifles de guerra.
“He sido un fuerte defensor de la Segunda Enmienda de la Constitución y soy un miembro prominente de la Asociación Nacional del Rifle, pero este estado de cosas ya no es aceptable”, dijo Warner a los periodistas, y agregó que es el momento de poner “restricciones razonables” a las armas de asalto.
Manchin, por su parte, dijo que es necesario ir más allá del diálogo. “Necesitamos acción. Y el lobby del rifle debe ser parte de estas conversaciones”, apuntó el senador, quien también es miembro de la poderosa Asociación Nacional del Rifle.
Ayer también se conocieron las más recientes encuestas que reflejan que el humor de los estadounidenses en el tema efectivamente cambió tras la tragedia de Newtown. Más de la mitad apoya mayores restricciones sobre la venta de armas, aunque un 71 por ciento se opone a una prohibición total del comercio de pistolas, según el muestreo efectuado por la cadena ABC y el diario The Washington Post .