Las
autoridades mexicanas han advertido del aumento de intentos de
extorsión mediante WhatsApp perpetrados por delincuentes que se arman
con los datos privados que sus víctimas publican en las redes sociales.
Las
fotos de las posesiones de los usuarios, imágenes de sus hijos y la
descripción de los lugares que frecuentan, entre otra información
privada divulgada en las redes sociales, pueden ser utilizadas por
delincuentes como instrumento para amedrentarlos y darles a entender que
están siendo vigilados y que pueden infligirles daño a ellos y a sus
familiares, afirmó Eduardo Pliego, subdirector de la Policía de
Ciberdelincuencia Preventiva de Ciudad de México, adscrita a la
Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
En una
entrevista concedida a CNN el funcionario indicó que en los últimos
meses la Policía ha recibido cerca de 30 denuncias semanales de
ciudadanos que acuden a la autoridad después de haberse convertido en
víctimas de chantaje a través de WhatsApp.
La tasa de los casos
de extorsión ha crecido en los últimos años hasta convertirse en el
segundo delito más denunciado en México, de acuerdo con los datos de la
encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Con
ello, la mayor cantidad de reportes de extorsión proviene del Distrito
Federal y del estado de México, evidencia el Sistema Nacional de
Seguridad Pública (SNSP), ya que los 371 y 638 casos respectivos
denunciados de enero a julio de este año representan en suma el 26,4%
del número de casos de extorsión a escala nacional (3.859).
Al
mismo tiempo, las cifras mencionadas pueden ser aún más altas, teniendo
en cuenta que no todas las víctimas de chantaje a través de WhatsApp
acuden a la Policía para denunciarlo.
El subdirector Pliego
aclaró que los objetivos más frecuentes de los extorsionadores son
usuarios de las redes sociales de entre 25 y 40 años, ya que "son los
que más suben las fotografías de eventos y que muestran algún poder
económico". Los malhechores al principio eligen a su víctima analizando
las imágenes divulgadas en Facebook o Instagram y estudian tanto el
nivel económico del usuario como sus lazos familiares. Después obtienen
el número del teléfono celular de su víctima bajo el pretexto de alguna
oferta de trabajo o apelando a cualquier cuestión vinculada con las
actividades o intereses del usuario.
Al recibir el número ya
tienen el camino abierto para empezar a poner en marcha su plan de
extorsión con mensajes como: "Sé que tienes un hijo...". Amenazando a
sus víctimas, los delincuentes los obligan a efectuar depósitos a través
de tiendas departamentales o mandar un giro bancario.
Para
evitar este tipo de situación, Eduardo Pliego aconseja aumentar el nivel
de privacidad de los perfiles en las redes sociales y compartir los
datos personales solo con personas en las que se confía totalmente.
Además, se recomienda evitar publicar información sobre la localización
real actual, ya que esto incluso facilita que los delincuentes lleven a
cabo un secuestro