miércoles, marzo 07, 2012

Disco del día: Napalm Death, ‘Utilitarian’

"Su dureza despierta una suerte de pánico cerval en el oyente más bragado y apela al fondo animal de cada cual".
Cabría esperar un disco acomodaticio viniendo de un grupo con una trayectoria de 30 años, 15 álbumes y el raro privilegio de poder atribuirse la paternidad de un subgénero (el grindcore: esa mezcla de berridos y acelerado blast beat). Pero este Utilitarian de Napalm Death es tan positivamente desconcertante que deja el mismo poso que los elepés de debut de bandas noveles con entusiasmo y mucho que decir. Vaya, que lo de “vamos a tomárnoslo con calma que ya tenemos una edad” no aplica para el grupo de Birmingham.

Género: Metal  Título: Utilitarian
Sello: Century Media
Año: 2012    Puntuación: * * * *

Antes de nada hay que advertir (para aquellos que no estén muy familiarizados con Napalm Death) que este disco es duro. Y cuando decimos duro hablamos de niveles poco usuales de dureza en las regiones del metal. Duro como para borrar las fronteras entre géneros: el cerebro deja de discriminar en cierto punto, cuando el aquelarre sonoro es inmanejable y uno ya no sabe si está ante un disco de metal, de techno industrial, de hardcore o directamente ante un soberano altercado, una reyerta ultraviolenta o una tortura en los bajos fondos del intelecto (ahí está esa atrocidad llamada Quarantined). Su dureza despierta una suerte de pánico cerval en el oyente más bragado, y apela al fondo animal, primario, de cada cual. Las únicas concesiones (?) están en la intro, en el saxofón que puede escucharse en Everyday Pox y en la estructura más o menos predecible de la pegadiza The wolf I feed.

Y con todo es un disco cargado de reflexión: una enmienda razonada ante el estado de cosas (en lo político, en lo económico y en lo individual). Como otras ocasiones, tratándose de Napalm Death, el envoltorio sonoro tiene la doble función de filtro de oyentes (no cualquiera tiene permitido el acceso a esta región musical y conceptual) y también como arma arrojadiza contra aquellos hacia los que van dirigidas muchas de las invectivas que pueblan las canciones. Es un sonido anticomercial, es un ruido sobrecogedor y necesario.