Japón ha desplegado un sistema antimisiles en el centro de Tokio a fin de interceptar el cohete que Corea del Norte tiene previsto lanzar en los próximos días en caso de que su trayectoria suponga un riesgo para la capital, informó el Ministerio nipón de Defensa.
Dos unidades dotadas de sistemas de misiles tierra-aire Patriot Advanced Capability-3 (PAC-3) se han situado en las instalaciones deportivas del Ministerio de Defensa, que se encuentra rodeado de casas y oficinas, como parte del plan de contingencia nipón ante el lanzamiento del satélite de observación norcoreano.
El perímetro en el que se encuentran los misiles, donde habitualmente soldados y funcionarios del Ministerio realizan actividades deportivas, está custodiado por miembros de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército) y rodeado de una alambrada de espino.
Un sistema similar también ha sido instalado a las afueras de Tokio en las bases militares de Asaka y Narashino, en los municipios de Saitama y Chiba, respectivamente, así como en diversas islas de Okinawa (sur), sobre las que se espera que sobrevuele el proyectil norcoreano, detalló un portavoz de Defensa.
Gran despliegue
El fuerte despliegue japonés se produce en un momento de tensión en la región después de que Pyongyang anunciara su intención de poner en órbita un satélite de observación terrestre mediante un cohete de largo alcance entre el 12 y el 16 de abril.
Japón, que activará el estado de alerta desde el miércoles por la noche, ha anunciado que derribará el satélite norcoreano en el caso de que modifique su trayectoria prevista y amenace con caer en territorio nipón.
Además, en las aguas de Okinawa y del Mar de Japón (costa noroeste) también se han posicionado tres destructores japoneses y uno estadounidense, que cuentan con un sistema de interceptación antiaérea Aegis, con misiles SM3 y radares de alta precisión.
Japón también ha anunciado la movilización de cerca de 800 miembros de las Fuerzas de Autodefensa y preparado cazas F15 para ofrecer cobertura a la defensa marítima en el caso de que fuera necesario.
Varios países, entre ellos Japón, Corea del Sur y EEUU, han criticado duramente el lanzamiento norcoreano al considerar que es una prueba encubierta de un misil de largo alcance, aunque Pyongyang sostiene que tiene fines científicos.