EE.UU. podría destruir la fuerza aérea de Siria en tan solo una hora, pero el costo solo del primer ataque ascendería a unos 300 millones de dólares. Por otra parte, hay quienes sostienen que Occidente no es capaz de invadir el país árabe.
Teóricamente, la munición necesaria para destruir en tan solo una embestida las aeronaves, aeropuertos y radares del ejército sirio, tendría un costo aproximado de 350 millones de dólares, asegura Christopher Harmer, analista del Instituto para el Estudio de la Guerra con sede en Washington.
Desde el mismo momento en que el gobierno de EE.UU. declaró que en Siria se habrían usado armas químicas, algunos miembros del Congreso empezaron a exigir a la administración de Obama que establezca una zona de exclusión aérea sobre el país árabe. Esta fue la misma fórmula empleada justo antes de la intervención en Libia que terminó con la caída del régimen de Muammar Gaddafi.
Sin embargo, hay quienes creen que Estados Unidos y sus aliados europeos sencillamente “no tienen la fuerza necesaria para detener el derramamiento de sangre en Siria”, como sostiene George Friedman, fundador de la agencia privada de inteligencia Stratfor.
Friedman además sostiene que los sistemas antiaéreos que posee Siria no son tan fáciles de destruir como algunos insinúan, y que la idea de neutralizar los depósitos de armas químicas no es viable sin la participación de tropas en tierra.
Mientras, el emisario de la ONU y de la Liga Árabe para Siria, Lajdar Brahimi, afirmó este miércoles que el acuerdo entre Rusia y EE.UU. para incitar al Gobierno y a los rebeldes a buscar una solución política al conflicto es "un primer paso considerable" y "la primera noticia esperanzadora en mucho tiempo".
Según el canciller ruso, Serguéi Lavrov, Rusia y EE.UU. han acordado aprovechar todas las oportunidades que se les presenten para hacer que el Gobierno sirio y la oposición entablen un diálogo. También se ha acordado celebrar antes de finales de mayo una conferencia en Ginebra sobre Siria que sería una continuación de la conferencia del año pasado. A esta jornada serán invitadas ambas partes del conflicto, aseguró el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.
Desde el mismo momento en que el gobierno de EE.UU. declaró que en Siria se habrían usado armas químicas, algunos miembros del Congreso empezaron a exigir a la administración de Obama que establezca una zona de exclusión aérea sobre el país árabe. Esta fue la misma fórmula empleada justo antes de la intervención en Libia que terminó con la caída del régimen de Muammar Gaddafi.
Sin embargo, hay quienes creen que Estados Unidos y sus aliados europeos sencillamente “no tienen la fuerza necesaria para detener el derramamiento de sangre en Siria”, como sostiene George Friedman, fundador de la agencia privada de inteligencia Stratfor.
Friedman además sostiene que los sistemas antiaéreos que posee Siria no son tan fáciles de destruir como algunos insinúan, y que la idea de neutralizar los depósitos de armas químicas no es viable sin la participación de tropas en tierra.
Rusia aboga por una solución política
Mientras, el emisario de la ONU y de la Liga Árabe para Siria, Lajdar Brahimi, afirmó este miércoles que el acuerdo entre Rusia y EE.UU. para incitar al Gobierno y a los rebeldes a buscar una solución política al conflicto es "un primer paso considerable" y "la primera noticia esperanzadora en mucho tiempo".
Según el canciller ruso, Serguéi Lavrov, Rusia y EE.UU. han acordado aprovechar todas las oportunidades que se les presenten para hacer que el Gobierno sirio y la oposición entablen un diálogo. También se ha acordado celebrar antes de finales de mayo una conferencia en Ginebra sobre Siria que sería una continuación de la conferencia del año pasado. A esta jornada serán invitadas ambas partes del conflicto, aseguró el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.