domingo, septiembre 15, 2013

El talón de Aquiles del hielo antártico está bajo el agua: no solo se derretían icebergs

Una nueva investigación revela que la Antártida pierde más hielo de lo que se pensaba debido a la fusión de la parte inferior de las plataformas de hielo sumergidas, lo que representa hasta un 90% de la pérdida de hielo en algunas zonas.

Los resultados son cruciales para entender cómo la capa de hielo interactúa con el resto del sistema climático y, en particular, con el océano, señala un informe publicado en la página de la Universidad de Bristol.

La creación y la fusión de icebergs hace que unos 2.800 kilómetros cúbicos de hielo se separen de la capa de hielo de la Antártida cada año. La mayor parte de ésta es compensada por las nevadas, pero cualquier desequilibrio contribuye a un cambio en el nivel global del mar. 

Hasta ahora, los expertos creían que la fractura de los iceberg era el proceso responsable de esta gran pérdida, es decir, la ruptura de bloques de hielo en el borde de un glaciar. El estudio, dirigido por académicos de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, con colegas de la Universidad de Utrecht, Países Bajos, y la Universidad de California, EE.UU., ha utilizado datos de satélites y modelos climáticos para demostrar que esta fusión de la plataforma subacuática tiene un impacto tan grande como la fractura de un iceberg para zonas específicas e incluso para la Antártida en su conjunto.

Los satélites abren el panorama

Tras analizar los datos obtenidos a partir de imágenes vía satélite y por expediciones antárticas, los investigadores llegaron a la conclusión de que para algunas plataformas de hielo la fusión en su parte inferior podría ser responsable de hasta el 90% de la pérdida de masa, mientras que para otras zonas era sólo del 10%.

"La comprensión de cómo la mayor masa de hielo del planeta pierde hielo en los océanos es uno de los aspectos más fundamentales que necesitamos conocer sobre la Antártida. Hasta hace poco se tenía asumido que la mayor parte del hielo se perdía a través de icebergs", explica el profesor Jonathan Bamber, de la Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad de Bristol, destaca.

"Ahora nos damos cuenta de que la fusión por debajo de las plataformas de hielo en el océano es igualmente importante e incluso mucho mayor en algunos lugares. Este conocimiento es crucial para entender cómo interactúan las capas de hielo ahora y cómo lo harán en el futuro con los cambios climáticos", concluye.


Hallan un antiguo flujo de magma debajo de América del Norte


Un equipo de geólogos chino-americano encontró los rastros del foco de una antigua actividad volcánica antes desconocida debajo de América del Norte.

Al analizar la propagación de las ondas sísmicas durante un terremoto registrado en el continente norteamericano en 2011, los investigadores construyeron un modelo tridimensional del subsuelo de la Tierra por debajo de EE.UU. y Canadá y llegaron a la conclusión de que a una profundidad de unos 200 kilómetros de la superficie se encontraba una zona de litosfera que registraba temperaturas muy altas por la presencia de magma, informa el articulo publicado en la revista 'Nature'.

El análisis también permitió determinar que el centro de la actividad volcánica se había estado moviendo lentamente durante los últimos 150 millones de años, de oeste a este a través del continente. 

En su investigación los especialistas del Instituto de Geodesia y Geofísica de la Academia China de Ciencias, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China en Hefei y del Instituto de Tecnología de California, utilizaron los datos de las estaciones sísmicas que registraron un terremoto en Virginia, el 23 de agosto de 2011. Una comparación de los datos obtenidos desde varias ubicaciones permitió a los investigadores determinar que en distintas direcciones las ondas sísmicas pasaron de diferente manera, lo que señala la presencia de cierta heterogeneidad en el manto superior del planeta en esta zona.

Los geofísicos han llegado a la conclusión de que en el manto terrestre hay una acumulación de magma caliente, que finalmente fue desplazada con respecto al continente norteamericano. La superposición de la deriva continental en el movimiento del manto ha llevado a que la zona caliente, que hace unos 100 millones de años se encontraba debajo del estado de  Dakota del Sur (es decir, el centro del continente), con el tiempo se moviera hacia el este, llegando a la parte norte de Virginia. La trayectoria final del "depósito" de magma se convirtió en una lenta deriva hacia el noreste que lo llevó a situarse debajo del fondo del océano Atlántico.

Los geólogos que han descubierto la zona subterránea caliente consideran que su hallazgo está relacionado con la antigua kimberlita, un tipo de roca ígnea, que se formó en algunos estados de EE.UU. por la solidificación del magma en tubos volcánicos hace unos 75 millones de años. La presencia de la kimberlita ha permitido a los científicos hablar de la actividad volcánica que tuvo lugar en la región en el pasado.