Debido al aumento del consumo de fármacos, los compuestos químicos de los medicamentos terminan en el agua del grifo al no ser posible eliminarlos en las plantas depuradoras. Es decir: sin quererlo, cuando bebemos agua nos medicamos.
No hace falta una receta médica para poder tomar pequeñas dosis de medicamentos, simplemente hay que beber un vaso de agua del grifo, revela un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. al que ha tenido acceso la revista 'The New Republic'. Y la concentración de fármacos que contiene el agua corriente en ese país es incluso más alta de lo que prevén los informes de las compañías farmacéuticas sobre el impacto en el medio ambiente de sus productos una vez estos ya han salido al mercado.
Según el estudio, se tomaron muestras de agua de 50 plantas depuradoras de EE.UU. con el fin de revelar la presencia de 56 fármacos, entre ellos oxicodona, medicamentos para la alta presión arterial y fármacos de venta sin receta médica, como el ibuprofeno. Más de la mitad de las muestras dieron positivo de al menos 25 de los medicamentos monitoreados. Los preparados para bajar la presión sanguínea fueron los que aparecieron en concentraciones más altas y con mayor frecuencia.
Las medicinas llegan al agua a través de la orina humana o, de manera más directa, cuando se tiran los fármacos caducados al retrete. Sus principios activos no se descomponen en el agua y, tras pasar por las plantas depuradoras, regresan al cuerpo cuando consumimos agua del grifo.
Actualmente existen pruebas de que los productos farmacéuticos afectan a peces y anfibios. Por ejemplo, incluso pequeñas cantidades de estrógenos pueden provocar que peces macho desarrollen huevas. Sin embargo, el impacto sobre la salud humana a largo plazo del 'cóctel de medicamentos' que contiene el agua potable todavía no está claro.
La investigación sobre los productos farmacéuticos en el agua del grifo se inició en EE.UU. hace casi una década. No obstante, hasta ahora nadie parece saber cuáles de ellos hay que eliminar ni cómo hacerlo.
Según el estudio, se tomaron muestras de agua de 50 plantas depuradoras de EE.UU. con el fin de revelar la presencia de 56 fármacos, entre ellos oxicodona, medicamentos para la alta presión arterial y fármacos de venta sin receta médica, como el ibuprofeno. Más de la mitad de las muestras dieron positivo de al menos 25 de los medicamentos monitoreados. Los preparados para bajar la presión sanguínea fueron los que aparecieron en concentraciones más altas y con mayor frecuencia.
Las medicinas llegan al agua a través de la orina humana o, de manera más directa, cuando se tiran los fármacos caducados al retrete. Sus principios activos no se descomponen en el agua y, tras pasar por las plantas depuradoras, regresan al cuerpo cuando consumimos agua del grifo.
Actualmente existen pruebas de que los productos farmacéuticos afectan a peces y anfibios. Por ejemplo, incluso pequeñas cantidades de estrógenos pueden provocar que peces macho desarrollen huevas. Sin embargo, el impacto sobre la salud humana a largo plazo del 'cóctel de medicamentos' que contiene el agua potable todavía no está claro.
La investigación sobre los productos farmacéuticos en el agua del grifo se inició en EE.UU. hace casi una década. No obstante, hasta ahora nadie parece saber cuáles de ellos hay que eliminar ni cómo hacerlo.