jueves, enero 09, 2014

Nuevo escándalo en el canal de Panamá: ¿por qué se detuvo la ‘construcción del siglo’?

La suspensión de las obras de ampliación del canal de Panamá por el consorcio internacional Grupo Unidos por el Canal (GUPC), encabezado por la española Sacyr Vallehermoso, se convirtió en una de las malas noticias del inicio de 2014.

Después del anuncio de esa noticia, las acciones de Sacyr cayeron un 10%. La ampliación del canal se suspendió a causa del intento de exceder el presupuesto acordado. En octubre de 2006, los legisladores panameños aprobaron un plan para ampliar y modernizar el canal y destinaron a estos fines 5.250 millones de dólares.

El GUPC, formado por la mayor empresa constructora española, Sacyr, la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña CUSA, anunció el pasado 1 de enero que dio un plazo de 21 días a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) para que atienda sus peticiones sobre el establecimiento de gastos "fuera de contrato" estimados en unos 1.600 millones de dólares, o de lo contrario suspenderá las obras de ampliación iniciadas en 2007.

Sin embargo, la ACP rechazó categóricamente las presiones del consorcio para discutir estos costos adicionales. Actualmente, el desarrollo del programa de ampliación y renovación del canal de Panamá está concluido en un 72%, mientras el de la construcción de las nuevas esclusas ha avanzado un 65% del total. Todo el trabajo debería completarse en abril de 2015.

El 4% del comercio mundial y el 16% del flujo comercial de EE.UU. pasan por el canal de Panamá, que de momento no es capaz de cumplir con el tráfico de mercancías modernas, y requiere severas restricciones en los parámetros de los barcos que pueden usarlo.


El Gobierno español negocia con Panamá


La constructora española Sacyr y la mayor empresa de ingeniería y construcción de EE.UU., Bechtel, participaron en 2008 en la licitación para la ampliación del canal. El valor del contrato propuesto por los panameños se estimaba en 3.481 millones de dólares.

Los españoles ganaron la licitación al ofrecer el precio más bajo de 3.118 millones de dólares, mientras que los estadounidenses estaban dispuestos a realizar el trabajo por 4.185 millones.

Debido a las revelaciones de WikiLeaks, se dio a conocer que Bechtel trató de presionar a las autoridades panameñas a través de la embajada de EE.UU. en el país. También hubo rumores de que el consorcio liderado por la española Sacyr superó a sus oponentes estadounidenses en gran parte porque entre sus participantes figura la empresa panameña CUSA, propiedad del sobrino del jefe de la Autoridad del canal de Panamá, Alberto Alemán.

El Gobierno de España informó de que actualmente está negociando el asunto con Panamá y la empresa Sacyr. El Ministerio de Asuntos Exteriores español ya afirmó que el país está interesado en "encontrar una solución lo más pronto posible". La ministra española de Fomento, Ana Pastor, incluso se desplazó a Panamá este lunes en una visita urgente y mantuvo conversaciones con el presidente del país, Ricardo Martinelli, en un intento de resolver la disputa que surgió en relación con el proyecto de ampliación del canal.

Pastor indicó que ambas partes deben cumplir con las condiciones acordadas en el contrato. A su vez, el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, señaló que va a exigir al consorcio que cumpla con sus compromisos adquiridos en las mencionadas condiciones.


Un camino repleto de incidentes


El actual escándalo no es el primero que se desata en torno al canal de Panamá y su construcción. Debido a su posición geográfica única y al rápido desarrollo de las relaciones económicas, esta zona siempre ha sido particularmente atractiva para empresarios y políticos tanto del Viejo, como del Nuevo Mundo.

El primer intento de construcción del canal en el istmo de Panamá se remonta al año 1879 y lo emprendieron los franceses. En 1879, se fundó en Francia la Compañía Universal del Canal Interoceánico de Panamá. El conde Ferdinand de Lesseps, conocido por encabezar la construcción exitosa del canal de Suez, se convirtió en su presidente. 

La compañía anunció la emisión de 600.000 acciones a 500 francos cada una. Agricultores adinerados, empresarios, comerciantes, artesanos, empleados de altos ingresos y trabajadores cualificados invirtieron sus ganancias en acciones y bonos de la empresa. El capital accionario de la compañía era equivalente a entre 1.200 y 1.500 millones de dólares actuales, una suma muy considerable. No obstante, el proyecto de construcción, como se demostró posteriormente, era completamente inviable.

Ferdinand de Lesseps y sus asesores no tomaron en cuenta factores tales como la cordillera interamericana que cruza el istmo, la naturaleza rocosa del suelo y los frecuentes deslizamientos. En 1888 el costo de la construcción del canal ascendía ya a 300 millones de dólares, lo que superaba en casi dos veces lo planeado inicialmente. En febrero de 1889 se anunció oficialmente la quiebra y la liquidación de la empresa panameña, lo que provocó un famoso escándalo en Francia en los años 1892-1893 en torno a las actividades de la compañía. En el curso de la investigación judicial posterior se revelaron numerosos casos de abusos financieros y corrupción.

Después de ocho años de construcción, se completaron sólo dos quintas partes el trabajo. Los inversionistas que perdieron sus ahorros después de la quiebra de la empresa panameña, según diversas estimaciones, fueron más de 700.000.

Luego, la iniciativa la tomaron los estadounidenses, que modificaron el plan de construcción y seleccionaron una financiación pública del proyecto en lugar del capital privado. La 'construcción del siglo' le costó a EE.UU. 380 millones de dólares. Diez años después del inicio de la construcción, el canal, de 80 kilómetros de largo, fue abierto para el primer barco, el Cristóbal, el 15 de agosto de 1914. Desde entonces, ha tenido un efecto de amplias proporciones al acortar distancias y tiempos de comunicación marítima. Panamá tiene el control sobre el canal desde 1999.