El «marcapasos cerebral», denominado estimulación cerebral profunda, sigue siendo un tratamiento efectivo para la enfermedad de Párkinson.
El «marcapasos cerebral», denominado estimulación cerebral profunda, sigue siendo un tratamiento efectivo para la enfermedad de Párkinson, al menos tres años después de su implantación, según un estudio publicado en Neurology.
Sin embargo, a pesar de que la función motora se mantuvo estable
durante este periodo, los pacientes experimentaron un una disminución
gradual en algunos ámbitos de la salud relacionados con la calidad de vida y las capacidades cognitivas.
La coordinadora de trabajo, Frances M. Weaver, PhD, de la Universidad
Loyola de Chicago (EE.UU.), fue una de las investigadoras principales
de un trabajo publicado en 2010 en The New England Journal of Medicine que demostró la eficacia de este sistema a dos años. Ahora, su equipo publica los resultados a tres años.
El «marcapasos cerebral» es un tratamiento diseñado para los pacientes de Párkinson que ya no obtienen beneficos medicación o que sufren efectos secundarios graves.
Aunque no es una cura para esta enfermedad neurodegenerativa, ya que no
detiene la progresión de la enfermedad, sin embargo, en los pacientes
adecuados, puede mejorar significativamente los síntomas, especialmente
temblores. Además, también puede aliviar la rigidez muscular que causa
la disminución en la capacidad de movimiento.
La estimulación cerebral profunda
se basa en la insercción de un electrodo de unos 10cm en el cerebro.
Este electrodo envía señales eléctricas que reorganizan los impulsos
eléctricos del cerebro. El procedimiento puede realizarse en uno o en
los dos lados del cerebro.
Síntomas parkinsonianos
Los
investigadores han analizado a 89 pacientes a los que se implantó el
marcapasos cerebral en una zona del cerebro llamada el globo pálido y en
otros 70 pacientes que fueron estimulados en una parte diferente del
cerebro, el núcleo subtalámico. Todos los pacientes fueron evaluados al
inicio del estudio y a los 3, 6, 12, 18, 24 y 36 meses. Los pacientes
fueron clasificados en función de los síntomas del párkinson, que
incluyen funciones motoras como el habla, la expresión facial,
temblores, rigidez, rigidez en los dedos, movimientos de la mano, la
postura, la marcha, bradicinesia (lentitud de movimientos), etc.
Los
resultados mostraron que las mejoras en la función motora fueron
similares en ambos grupos de pacientes, y se mantuvieron estables con el
tiempo. No obstante, algunos beneficios iniciales relacionados con la
calidad de vida se fueron poco a poco perdiendo. Esto, dicen los
investigadores, probablemente refleje la progresión de la enfermedad y la aparición de síntomas que son resistentes a la estimulación cerebral profunda y a los tratamientos farmacológicos.