Un grupo internacional de científicos ha descubierto uno de los cúmulos de galaxias más grandes y activos del universo. Lo han apodado "Fénix", porque se encuentra en dicha constelación. Según Michael McDonald, líder de la investigación, muestra "la mayor tasa de formación de estrellas jamás vista en el centro de un cúmulo de galaxias".
El descubrimiento ha sido posible por el trabajo del observatorio de rayos X de la NASA Chandra, el Telescopio de la Fundación Nacional de Ciencias del Polo Sur y otros ocho otros observatorios internacionales.
El cúmulo de galaxias,
que se encuentra a 5.700 millones de años luz de la Tierra, puede
llevar a los astrónomos a replantearse la evolución de estas estructuras
colosales y las galaxias que las conforman. McDonald señaló que esta
superestructura es, además, el mayor productor de rayos x de cualquier cúmulo conocido y uno de los más masivos.
Asimismo,
según los datos recabados, la velocidad de enfriamiento de gas caliente
en las regiones centrales de la agrupación es la más grande jamás
observada, lo que puede aportar información sobre cómo se forman las galaxias.
"A
pesar de que la galaxia central de la mayoría de los grupos puede haber
estado inactiva durante miles de millones de años, la galaxia central
en este grupo parece haber vuelto a la vida
con un nuevo estallido de formación estelar", explica McDonald, autor
principal de un artículo que se publicará en el numero de esta semana de
la revista británica Nature.
Como otros cúmulos de galaxias, "Fénix" contiene una enorme reserva de gas caliente, que a su vez tiene más materia que todas las galaxias del cúmulo combinadas, según han podido detectar con el observatorio de rayos x Chandra.
Este
gas caliente emite copiosas cantidades de rayos x, enfriándose
rápidamente sobre todo cerca del centro del cúmulo, lo que provoca un flujo de gas hacia el interior y la formación de un gran número de estrellas, algo que no es muy habitual.
Los astrónomos creen que el agujero negro supermasivo que suele encontrarse en la galaxia central de estos cúmulos bombea energía al sistema,
lo que evita que un enfriamiento del gas ocasione una explosión de
formación de estrellas. Sin embargo, en el caso de Fénix, los chorros de
energía que desprende el agujero negro gigante de la galaxia central no son lo suficientemente potentes como para prevenir el enfriamiento, de ahí su gran actividad.
Los
datos de Chandra y también las observaciones en otras longitudes de
onda, apuntan a que el agujero negro supermasivo está creciendo muy
rápidamente, alrededor de 60 veces la masa del Sol cada año.
Una
tasa que los científicos creen "insostenible", según Bradford Benson de
la Universidad de Chicago y coautor del estudio, debido a que el
agujero negro ya es muy grande, con una masa de alrededor de 20.000 millones de veces la del Sol.
"Este ritmo de crecimiento no puede durar más de un centenar de
millones de años. De lo contrario, la galaxia y el agujero negro se
volverían mucho más grandes que sus pares en el universo cercano",
apunta Bradford.