La ceremonia ocurre en medio de fuertes cuestionamientos de la población hacia las autoridades por el uso de energía nuclear tras el desastre de Fukushima.
Decenas de miles de personas conmemoraron este lunes el bombardeo
nuclear de Hiroshima por Estados Unidos, al cumplirse el 67º aniversario
de la destrucción de esa ciudad del oeste de Japón, en medio del
creciente rechazo a la utilización de la energía nuclear tras la
catástrofe del año pasado en Fukushima.
Ancianos
sobrevivientes, parientes, representantes del gobierno y delegados
extranjeros asistieron a la ceremonia en el parque memorial de la paz de
Hiroshima, para recordar la explosión de la bomba atómica, hace casi
siete décadas.
Un bombardero norteamericano B-29 denominado
"Enola Gay" arrojó la bomba nuclear el 6 de agosto de 1945, convirtiendo
a la ciudad en un infierno y matando a unas 140.000 personas, en el
capítulo final de la Segunda Guerra Mundial.
A las 08:15 hora
local (19:15 horas de Chile) -la hora exacta de la explosión-, un toque
de campana marcó el inicio de un minuto de silencio. La gente se
inmovilizó y juntó sus manos en gesto de plegaria.
Unas
50.000 personas asistieron a la ceremonia, mientras que otros miles se
sumaron a manifestaciones, marchas, foros y conciertos organizados en la
ciudad, convertida en símbolo del movimiento global contra las armas
nucleares.
Unas 700 personas, incluyendo sobrevivientes de la
bomba y evacuados de la zona de Fukushima, participaron en una
manifestación anti-nuclear, la última a la fecha de una serie de
protestas tras la catástrofe del año pasado, desencadenada por un sismo
que provocó un tsunami, matando a 19.000 personas el 11 de marzo de
2011.
La mayoría de los sobrevivientes de la bomba, conocidos
bajo el nombre de "hibakusha", se oponen terminantemente a toda
utilización del átomo. "Queremos trabajar con la gente de Fukushima.
Sumar nuestras voces para que lo nuclear no vuelva a provocar víctimas",
afirmó uno de los sobrevivientes, Toshiyuki Mimaki, de 70 años.
En
Japón el movimiento de protesta contra la energía nuclear se ha
fortalecido desde que el Primer Ministro Yoshihiko Noda decidió en junio
pasado reactivar dos reactores nucleares.
Noda justificó su
decisión por el riesgo de penuria en el suministro de energía eléctrica.
Japón, que antes de Fukushima se había lanzado en una política de
desarrollo nuclear para compensar su falta de recursos energéticos, se
abstuvo por completo en mayo y junio de utilizar sus 50 centrales
nucleares.
Las 48 restantes siguen detenidas, ya sea a causa
del sismo o de medidas de precaución adicionales exigidas por las
autoridades tras la catástrofe del 11 de marzo.
"Llamo al
gobierno a poner en marcha en breve una política energética que preserve
la seguridad de sus habitantes", dijo durante la ceremonia el alcalde
de Hiroshima, Kazumi Matsui.
El Primer Ministro Noda se
limitó a contestarle: "pondremos en práctica una política energética
mixta, gracias a la cual la gente podrá sentirse en seguridad a mediano y
largo plazo".
Los manifestantes antinucleares desfilaron
frente a la sede de Chugoku Electric Power, una compañía de electricidad
que posee plantas nucleares, coreando consignas como "Renuncia de Noda,
abajo la energía nuclear".
El bombardeo de Hiroshima fue
seguido por el de Nagasaki, que el 9 de agosto provocó 70.000 muertos.
Los dos ataques precipitaron la capitulación de Japón y el final de la
Segunda Guerra Mundial, el 15 de agosto de 1945.