Anthony Hopkins en «El silencio de los corderos»
El personaje de ficción que creó el escritor Thomas Harris, «Hannibal Lecter» –y que consiguió la fama mundial en 1991 con el cineasta Jonathan Demme en «El silencio de los corderos»–
es una realidad. Aquél Anthony Hopkins, que encarnaba a un brillante
psiquiatra encandilado por la carne humana, ha sobrepasado las
pantallas. Recogemos, los peores asesinos caníbales de la historia.
Ruby Eugene, murió a los 31 años por los disparos de la Policía de Miami cuando estaba comiendo la cara a un indigente. Este «Hanibal Lecter» le deboró, a plena luz del día, el 75% de su rostro, dejándole, en la actualidad, en estado crítico. Las autoridades encontraron a Eugene desnudo y bajo los efectos del «Ivy wave», una nueva droga sintética, conocida en España como «sales minerales».
Nicolas Cocaign también conocido como el «caníbal de Rouen» se enfrenta a cadena perpetua, mató a Thierry Baudry, su
compañero de celda acuchillándole con unas tijeras, después lo asfixió
con una bolsa. Tras mataerle abrió su abdomen, le quitó una costilla y
se comió parte de su pulmón.
Stephen Griffiths, era un estudiante de doctorado en Criminología, de 40 años, que se autodenominó como «el caníbal de la ballesta». Fue sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de tres prostitutas en Bradford en Yorkshire (norte de Inglaterra). Griffiths era licenciado en psicología, y estaba obsesionado por los asesinos en serie. Según el «Times» su investigación comparaba los métodos policiales modernos con los de los detectives del siglo XIX. En el juicio, afirmó que se comió partes crudas y otras cocinadas de sus víctimas.
Anthony Morley.
Las dotes de este chef británico fueron más allá de los fogones del
restaurante. Este hombre mató a su novio –apuñalándole varias veces– y
le cortó la garganta. Tras el suceso, cocinó su muslo con hierbas
frescas y aceite de oliva y se comió esta parte de la pierna. Fue
condenado a cadena perpetua.
El británico Paul Durant fue condenado a 12 años de cárcel por el asesinato de su esposa, Karel Durrel, con la que tenía dos hijos. Está acusado por haberla matado con un mazo, tras una discursión mientras veían la televisión. Durant era adicto a la cocaína y acabó admitiendo que fue él quien asesinó a su esposa. Después, alardeó de haber cortado en pedazos su cuerpo y comerse varios trozos. Cuando terminó metió su cadáver en varias bolsas de basura en Calpe (Alicante).
Robert Maudsley
es un asesino británico en serie, que mató a cuatro personas. Fue
sentenciado a cadena perpetua por un asesinato. Los otros tres los
cometió en la cárcel y fue acusado de comerse un parte del cerebro de
uno de ellos, cuando estaba ingresado en un hospital psiquiátrico. Este
suceso le valió el apodo de «Hannibal el Caníbal entre la prensa
británica.
Peter Bryan es
un inglés, asesino en serie y caníbal. Cometió tres asesinatos entre
1993 y 2004. Bryan consideraba que el cuerpo humano era una fuente
fuerte de alimento. Incluso le dijo al psiquiatra que esperaba matar a
otras ocho personas más. Fue ingresado en un hospital psiquiátrico a los
20 años, con su primera víctima; le diagnosticaron esquizofrenia
paranoide. En 2003, cuando los médicos diagnosticaron una gran mejoría.
Pero cuando le trasladaron a otras inmediaciones, asaltó a una niña de
16 años. en 2004, cuando salió de la unidad de salud mental mató a su
amigo, y al que cocinó su cerebro en una sartén con mantequilla.
Armin Meiwes, más conocido, por la prensa, como el «caníbal de Rotemburgo». Este alemán publicó en internet un anuncio en el que solicitaba a alguien que quisiera ser asesinado y comido. Bernd Jürgen Armando Brandes,
un ingeniero de Berlín –que declaraba ser bisexual, y consideraba que
la violencia y la tortura eran los ingredientes esenciales de su vida
sexual cotidiana– se presentó en casa del caníbal. Primero le cortó el
pene, que intentaron comerse entre los dos. Después descuartizó su carne
y la guardó en el congelador para comérsela en días posteriores. Fue
detenido al año siguiente de cometer el asesinato, cuando ya se había
comido más de 20 kilos de la víctima.
Jeffrey Dahmer fue apodado como «El Carnicero de Milwaukee» por
asesinar a 17 hombres y chicos entre 1978 y 1991. No sólo es conocido
por la gran cantidad de asesinatos, sino también por practicar la
necrofilia y el canibalismo. Tracy Edwards fue su última víctima y logró
escapar esposado. Cuando fueron al apartamento de Dahmer descubrieron
que tenía varias fotografías de cadáveres, restos humanos y una cabeza
en el congelador. La biografía de este asesino en serie fue llevada al
cine, con la película «Dahmer».
José Luis Calva también conocido como «El caníbal de la Guerrero».
Fue detenido en 2007 cuando la Policía le sorprendió en su casa, debido
a una denuncia por desaparición que pusieron los familiares de Alejandra Galeana Garavito, su esposa y madre de dos hijos a la que había descuartizado. La policía encontró el tronco de esta mujer en su armario. También se le conocía como «El Poeta Canibal» porque José Luis Calva escribió diez novelas, ocho obras de teatro y más de ochocientos poemas.
Albert Fish fue un asesino en serie, también conocido como «El vampiro de Brooklyn».
Declaró haber abusado sexualmente de más de 100 niños y fue sospechoso
de más de cinco asesinatos. Una de esas víctimas fue una niña de 10 años
a la que le cortó la cabeza y partió su cuerpo en dos. Después tardó
nueve días en comérsela.
Andrei Chikatilo asesino en serie de la Unión Soviética. Realizó al menos 53 asesinatos y se le conoció como «el carnicero de Rostov». Este hombre tenía problemas durante las relaciones sexuales porque era impotente, era una de las causas por las que actuaba a sus víctimas. Además practicó actos de canibalismo, ya que, declaró que le gustaba comerse las partes del cuerpo más blandas.