EE UU y sus aliados practican esta semana una gigantesca operación de limpieza de minas en el golfo Pérsico, destinada a mostrar su capacidad de mantener abierto el estrecho de Ormuz. Las Maniobras Internacionales de Contramedidas frente a las Minas (IMCMEX-12, por sus siglas en inglés) son las mayores de este tipo que se llevan a cabo en Oriente Próximo. Aunque sus organizadores las presentan como meramente defensivas, los analistas ven en ellas un claro mensaje a Irán, cuyos portavoces esgrimen con frecuencia su capacidad de cerrar el acceso a esas aguas en respuesta a las amenazas israelíes de atacar su controvertido programa nuclear.
Dos embarcaciones de la V Flota de la Marina de EE UU. |
“Las maniobras muestran la capacidad y el deseo de cooperación de la comunidad internacional, de trabajar juntos para mantener la estabilidad en la región. Así, estamos preparados para cualquier crisis que pueda amenazar la seguridad y la estabilidad”, explica en un e-mail el teniente Greg Raelson, portavoz de la V Flota de la Marina de EE UU.
Ni Raelson ni el comunicado oficial mencionan el nombre de Irán. Pero resulta obvio que el ejercicio constituye un mensaje a ese país, en especial cuando en los últimos días ha vuelto a subir su escalada verbal con Israel. El pasado domingo, coincidiendo con el inicio de la parte teórica de las maniobras, el jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, el general Ali Yafarí, reiteró que sus fuerzas responderían contra el estrecho de Ormuz y las bases de EE UU en la zona, además de Israel, en caso de ataque de este país. Ese mismo día, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había insistido en la necesidad de que Washington ponga líneas rojas al programa nuclear iraní.
“Las maniobras le están diciendo a Irán que si decide cerrar el estrecho de Ormuz, Estados Unidos y sus aliados lo van a reabrir, y demuestran esa capacidad”, declara a EL PAÍS Theodore Karasik, del centro de análisis militar INEGMA, en Dubái. Karasik también subraya que son “el mayor ejercicio militar antiminas que se ha realizado nunca”.
En total, una treintena de países intervienen, activamente o como observadores. Además de EE UU, han anunciado su presencia Reino Unido, Japón, Francia, Yemen, Jordania, Nueva Zelanda y Estonia. España solo ha enviado observadores. A partir del jueves 20 y durante una semana, las flotas participantes realizarán prácticas de detección y destrucción de minas ante la posibilidad de que un país enemigo o grupo hostil haya podido desplegarlas para interrumpir la navegación, en el golfo Pérsico, el golfo de Omán y el golfo de Aden.
Como ejemplo de “hipotética amenaza”, un comunicado de la Marina de EE UU, menciona los ataques terroristas sufridos por el petrolero francés Limburg frente a las costas de Yemen, en 2002, y por el M. Star japonés en Ormuz, en 2010. Hay que remontarse a 1988, al final de la guerra entre Irak e Irán, para encontrar un incidente con mina iraní. Aquel artefacto abrió un boquete en la fragata estadounidense Samuel B. Roberts e hirió a diez miembros de su tripulación, cuando protegían a los petroleros que viajaban bajo bandera de EE UU. Dos días después, Washington respondió destruyendo dos plataformas petroleras iraníes.
Aunque los actuales ejercicios no van a realizarse físicamente en el estrecho de Ormuz, que da acceso al golfo Pérsico, nadie duda de que esa franja de apenas 40 kilómetros es el principal objetivo. Por allí transitan cada semana medio centenar de barcos, el 60% de ellos petroleros o contenedores de gas. El año pasado, cruzaron ese canal cada día 17 millones de barriles de crudo, un 40% de la producción de los países ribereños del Golfo y una quinta parte de lo que se comercia mundialmente, según la Agencia Internacional de la Energía.
“La libertad de navegación a través de aguas internacionales es esencial para la comunidad internacional y los países de la región, incluido Irán. Todas las naciones se benefician de ella”, subraya el teniente Raelson, tratando de rebajar la percepción de que maniobras van dirigidas a Irán. Teherán, por su parte, ha anunciado maniobras aéreas en octubre para probar su capacidad de proteger sus instalaciones nucleares.