lunes, febrero 18, 2013

Descubre las señales que indican que debes tomarte un descanso

El cuerpo y la mente también se agotan. Aprende a reconocer cuándo es tiempo de parar.

Son síntomas claros, reconocibles y que aparecen todos los días y las noches. Surgen cuando hay cansancio, baja energía, motivación y unas tremendas ganas de mandar todo a la punta del cerro.

Es que uno a veces cree que la fuerza vital que lo sostiene es infinita, y le da y le da, hasta reventar.

Y lo peor es que no sólo uno se revienta el cuerpo físico, sino que también la mente. Las emociones se desatan y como una avalancha arrastran a los más cercanos, por lo que al final nadie te aguanta o comprende. Es que de tanto estar mal, aburres.

Y justamente el andar irritable y con las emociones a flor de piel o hipersensible, es una de las primeras características del estrés junto con la necesidad de un recreo.

"Aparece también un sentimiento de culpabilidad por no estar al propio ritmo, pero también rabia con el sistema o tu trabajo, frustración, victimización de no poder hacer lo que quiero y tener que someterme a los ritmos impuestos por la sociedad", explica Carolina Paz Vignola, profesora de yoga formada en Barcelona, masajista ayúrveda con estudios en India y facilitadora de círculos de mujeres (vignolar@gmail.com).

Pero, ¿por qué llegamos al límite de nosotros mismos? Para ella, el origen está en la manera en que se vive actualmente, donde las personas se han desconectado de sus ritmos naturales, de los momentos de contemplación, de ocio, de disfrute, que permitirían hacer el link con lo que nos gusta hacer.

"Si hago lo que me encanta, respetando mis ritmos naturales es difícil cansarme, pero si no vivo relajado, no como sano ni nutritivo, duermo menos horas que las que me corresponden y trabajo más horas de lo que mi cuerpo considera natural, terminas colapsado", advierte la terapeuta.

También nombra como causante de este estrés generalizado, a la "no aceptación de las circunstancias y contexto en que se vive". Esto sucedería cuando uno se sale del estado de ser humano y se vuelve un autómata.

"Cuando comenzamos a vivir para trabajar, para tener bienes materiales, y aspiramos a tener mucho más de lo que necesitamos. En vez de trabajar para vivir, y tener tiempo para cultivarnos a nosotros mismos, nuestros vínculos y poder estar abiertos a escuchar la vida", sostiene Carolina Paz Vignola.

Sin embargo, la causa más predominante para el doctor Lister Rossel, psiquiatra de Clínica Las Condes es el mal vivir en la vida cotidiana o rutinaria, donde la irritabilidad y la rabia son las protagonistas.

"Para los que no han salido de vacaciones están comenzando a sentir el efecto de acumulación del año, la suma de días de lucha y uno cíclicamente necesita reciclarse, pero no descansamos y como consecuencia nos producimos una fatiga de material, falla la memoria, te da depresión por agotamiento o síndrome de sobreesfuerzo", afirma.

Por esto, el especialista llama a cuidar la higiene del estrés todos los días y sólo ante emergencias. "Atender al cuerpo, la alimentación, descanso, ejercicio, la risa con los amigos y conversar los problemas son necesidades que debemos atender en forma proactiva y cotidiana", asegura.

En ese sentido, indica que realizar pausas en el día es más eficiente que unos días de vacaciones en Tahití, junto con practicar deporte, meditación y cualquier disciplina que trabaje la psiquis y el cuerpo, porque son fundamentales para el autocuidado.

Y, ¿qué hacer en el break? Carolina Paz Vignola recomienda salir a la naturaleza o dónde sea que uno se pueda dar un cariño. Aunque también menciona como alternativa darse un masaje, Reiki, respirar o tomar algún de taller de autosanación para incorporar a la vida diaria y "cualquier cosa que relaje amorosamente, que uno sienta que aliviana y llena de energía", dice.

El doctor Rossel llama a que en ese descanso se limite a hacer el mínimo de cosas. "Si el cuerpo pide una pausa hay que dársela y lo más importante es acostarse temprano, levantarse tarde y hacer una deprivación de estímulos, todo lo que sea improductivo, ocio y poco exigente", aconseja.


Los  cinco síntomas a los que hay que poner atención


Para reconocer este estado poco amable y hacer algo significativo en nuestra vida que gire en 180º el estilo que estamos viviendo, es importante reconocer estas cinco señales:

1.- Emociones desbordadas: El cansancio, la desidia, la desmotivación, rabia, irritabilidad, llanto y sentimiento de no poder, pueden ser invitaciones para la reflexión, la recuperación y el retomar un espacio interior para la autorregulación.

2.- Problemas en el ciclo del sueño: Aunque las causas son variadas es la señal más clara que hay una contracción que desenrollar. "Los problemas de sueño pueden darse por muchos motivos. Es muy extenso, entre ellos está el estrés, cenar muy tarde, por no poder parar la mente o por algún cuadro emocional", afirma Carolina Paz Vignola.

3.- Andar mal genio y gritándole a los hijos: "A veces uno se olvida de que ser padres es un espacio maravilloso para ejercitar la mejor versión de nosotros mismos, y que vale la pena la búsqueda de la armonía, del sentirse tranquilo, disfrutar y disponer de muchas sonrisas para nosotros mismos, nuestros hijos y el mundo", reflexiona la terapeuta.

4.- Creatividad igual a cero: "Si estás conectado contigo mismo, tu fuente de creatividad es directa. Siento que la creatividad está muy asociada a la alegría de vivir", dice la profesora de yoga. La música, la danza, la poesía, las artes, el contacto con la naturaleza están vinculados a la expresión de nuestro interior. "Si no sé que hay en mi interior es muy difícil tener el impulso de expresarlo", añade Vignola.

5.- Cuerpo pesado: Estar "en la máquina" y andar rápido nos impide sentir el cuerpo, que es lo más importante que tenemos en esta vida. El doctor Lister Rossel, describe el síntoma: "Caes rendido, como saco de papas a la cama, pero tipo cinco o seis de la mañana te despiertas y de súbito te conectas con los problemas que tienes o las cosas que quedaron pendiente, te desvelas. El organismo está en estado de alerta preparado para la guerra pero está cansado", sostiene el psiquiatra Lister Rossel.