martes, febrero 12, 2013

Los peores negocios de la historia

Una mala decisión o simple falta de visión han ocasionado que muchas ideas que parecían grandiosas se conviertan en los peores negocios.

Cuando se emprende un negocio, es importante considerar que es una especie de volado, el cual, para que resulte positivo, necesita de una buena planeación y dedicación. Requiere que con anticipación se haga un estudio de mercado, entre otros pasos.

Sin embargo, existen ocasiones en las que los resultados finales pueden no ser los buscados; en ese contexto, el sitio erroreshistoricos.com presenta los negocios que fueron catalogados como los peores de la historia.


Operación Madoff. Este negocio resultó ser una trampa; al frente estaba Bernard Madoff, gurú de Wall Street. Quien buscaba a sus víctimas en reuniones de la alta sociedad.

Ellos le confiaban su dinero, algunos millones o más, y él se ocupaba de procurar intereses increíbles, pero la promesa era un fraude: con el dinero de nuevas víctimas pagaba las ganancias de quienes le habían confiado su capital con anterioridad.

La crisis financiera de 2008 derrumbó el castillo de naipes, la estafa se reveló el 12 de diciembre de ese año, cuando la tapa del Wall Street Journal hizo públicos los delitos de Madoff, mismos que fueron denunciados por sus hijos Mark y Andrew.

Madoff, ex director de la Bolsa de Valores tecnológica, el panel Nasdaq, fue arrestado y ahora cumple con una sentencia de 150 años.


La venta de Alaska. El 30 de marzo de 1867 Rusia vendió el territorio de Alaska al Gobierno de Washington por 7.200.000 dólares, lo que hoy en día equivaldría a casi 100 millones de billetes verdes.

Esta cifra en su momento le sirvió al zar Alejandro II para solventar algunos problemas económicos en San Petersburgo, lo más curioso fue que el negocio fue considerado como bueno. Luego, al finalizar el XIX, se descubrió oro en Alaska, unas décadas después hallaron petróleo, y hoy en día el negocio ruso del 67 es considerado el peor de todos los tiempos, pero para el país asiático.


Gasto excesivo de energía. A comienzos de 2001 Enron, una de las empresas de energía más grandes de Estados Unidos, reportó ganancias por más de 1.000 millones de dólares. Sin embargo, el 2 de diciembre de ese año se presentó en quiebra declarando deudas por más de 30.000 millones de dólares. La quiebra dejó en la ruina a miles de sus empleados que, además de perder su trabajo, vieron desplomarse las acciones (de 90 dólares a 0,42 dólares).

También se hundió el fondo de pensión calculado en unos 700 millones de dólares. Con su presencia en cerca de 40 países, el colapso de Enron repercutió negativamente en los mercados energéticos y en varias compañías que le habían otorgado créditos. En el juicio se descubrió que las ganancias de la compañía fueron menores a las declaradas entre 1997 y 2001.

Lo peor es que el escándalo de Enron salpicó a la administración del presidente de Estados Unidos, George Bush, pues varios de los integrantes de la cúpula del gobierno, como el propio presidente y el vicepresidente Dick Cheney, tuvieron vínculos con la empresa.


Venta de Carbocol. En noviembre de 2000, Colombia vendió su participación de la mina Cerrejón (equivalente del 50 por ciento) por 383 millones de dólares. El avalúo de Carbocol, según la metodología adoptada por la banca de inversión que hizo el cálculo, debería haber sido de 540 millones de dólares, pero el negoció se cerró un año después del avalúo y en ese momento éste se modificó adicionando una cláusula de protección de riesgo para el comprador.

Lo irónico es que esos 383 millones de dólares que recibió la nación fueron una raquítica "cantidad" si tomamos en cuenta que a los 16 meses el dueño del restante 50 por ciento, Intercor, vendió su participación en 1.117 millones de dólares... En el 2006 uno de los compradores, Glencore, vendió el 33 por ciento de la mina en 1.700 millones de dólares, con lo que Colombia habría podido vender su 50 por ciento en 2.575 millones de dólares.


El no a  Google. En el 2001, en plena crisis de las ‘puntocom', el CEO de Yahoo, Terry Semell se vio con Larry Page y Sergey Brin, dueños de Google, para ver si el gigante compraba a esta naciente empresa con un buscador muy eficiente pero que apenas se estaba estableciendo y no era tan popular. Los creadores dijeron que Google costaba 3 mil millones de dólares, y la cabeza de Yahoo casi se muere de la risa.

Lo cierto es que Yahoo pudo haber adquirido a Google pero no lo hizo y hoy en día ese ‘chico' es el mandamás de internet y tiene un valor que se estima en 100 mil millones de dólares, mientras el otro ‘grande' no sabe cómo enfrentarlo. Curiosamente, ahora Yahoo ya no figura entre los grandes.


Los Puntocom. A finales de los años 90 se creía que la difusión de internet iba a cambiar la economía mundial. Entre 1997 y 2001 la aparición de empresas vinculadas a esta "nueva economía" fue impresionante, y el nivel de especulación fue tan alto que el 10 de marzo de 2000 el índice Nasdaq llegó al Máximo de 5132.52 puntos. 

Las acciones de una empresa que tuviera el prefijo ‘e' o el sufijo ‘.com' se disparaban, pero pronto la burbuja explotó y las acciones se fueron al piso. A comienzos de 2002 ya el índice Nasdaq estaba en 1300, casi igual que en 1996, y decenas de miles de empresas ‘puntocom' quebraron.

Al respecto, es legendario el ejemplo de Terra Networks, que compró a Lycos en mayo del 2000 en 12.500 millones de dólares y apenas cuatro años después lo vendió en 95 millones de dólares, ni siquiera el 10 por ciento del valor que pagó.
Los Beatles. En 1962, Dick Rowe, jefe de la división de música popular de Decca Records, recibió a un cuarteto de jovencitos que buscaba una oportunidad para grabar un disco. El productor los escuchó, hizo mala cara y ante la presencia de tres guitarristas y un baterista, los rechazó aduciendo que: "esa música de guitarra está en decadencia".

El grupo respondía al nombre de The Beatles el cual, de la mano de un productor llamado George Martin, se convertiría en el máximo exponente de la música popular del siglo XX. Rowe, quien prefirió a un grupo que hoy nadie recuerda llamado The Tremeloes, trató de resarcirse y Decca Records firmaría un par de años después a los Rolling Stones; pero el error ya se había cometido y el destino pareció cobrárselo en 1970 cuando el grupo de Mick Jagger abandonó la firma.


Waterworld y el acabose de Kevin Costner. A comienzos de la década de los 90, Kevin Costner era el hombre más poderoso de Hollywood. Su película ‘Danza con lobos' había barrido en los premios. La crítica lo amaba, al igual que el público.

En 1995 Costner estrenó ‘Waterworld', una cinta que le costó 229 millones de dólares, la segunda más cara de la historia detrás de Titanic (1997). ´Waterworld´ no alcanzó a recaudar ni el 50 por ciento de lo invertido. Lo peor es que Costner entró en mala racha y en 1997 estrenó ‘El mensajero', una película que costó 80 millones de dólares y apenas recaudó 17.6 millones de dólares; pero el peor fracaso de Hollywood fue ‘Pluto Nash', película que costó 120 millones de dólares y apenas recaudó en todo el mundo 8 millones de dólares.


Nadie creía en el teléfono. En un memorando interno de Western Union Telegraph Company, en 1876, escribieron el siguiente texto,  después que Alexander Graham Bell les ofreciera su invento, el teléfono: "Este ‘teléfono', tiene muchas cosas en su contra para ser considerado un medio de comunicación. El aparato no tiene ningún valor".

Ante este rechazo, Bell creó la Bell Telephone Company, en Boston; y en 1892 realizó la primera conversación por vía telefónica en la historia. Western Union decidió contratar a otros dos genios de la época, Elisha Gray y Thomas Alva Edison, para hacerle competencia al hombre al que había rechazado años antes, pero fue un fracaso.

La compañía de Bell se impuso, se cambió el nombre a American Telephone and Telegraph (AT&T), y se convirtió en la principal proveedora de telecomunicaciones en el mundo, mientras Western Union se olvidó de los teléfonos, y se dedicó al traslado de finanzas (dinero).

El préstamo bancario de las joyas. Merril Lynch, una famosa banca de inversión, cometió un error increíble para un banquero: prestó dinero sin tener garantías. Todo comenzó cuando, en el 2005, Ralph Esmerian, comerciante de joyas de Nueva York, pidió prestado 76 millones de dólares. El millonario pretendía comprar Fred Leighton, la joyería de las estrellas.

En aquel entonces Fred Leighton tenía dos sucursales, una en Nueva York y otra en Las Vegas. Esmerian vislumbraba la transformación de Leighton en una marca con tiendas alrededor del mundo. Esmerain hizo todo lo posible para obtenerla, pidiendo préstamos a diferentes instituciones bancarias.

Sin embargo, este hombre tenía deudas multimillonarias con Sotheby's y Christie's, y en el 2007 debió declararse en banca rota. Merril Lynch se quedó con varios millones de dólares en joyas, pero no pudo recuperar los 192 millones de dólares que, con intereses, le debía Esmerian.