En 48 horas se obtiene una pastilla que evita la contaminación del agua al verter el aceite contaminante por el fregadero.
Una joven emprendedora argentina ha patentado un pequeño electrodoméstico sostenible que permite transformar el aceite usado en jabón biodegradable
de una forma «práctica y segura», evitando la contaminación del agua al
verter el producto contaminante por el fregadero de la cocina.
La diseñadora de «Fábrica de Jabón» -como ha bautizado al prototipo que aún no está a la venta- se llama Analía Blanco (30 años), que cursó estudios de Ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Su proyecto está siendo desarrollado bajo el programa 2012-2013 de la Incubadora Valenciana de Empresas Sociales Socialnest. Y con él ganó el concurso internacional de diseño James Dyson Award.
El electrodoméstico se basa en la forma tradicional de
hacer jabón, «la de las abuelas de toda la vida», pero industrializa el
proceso para facilitar «nuestro estilo de vida actual: trabajamos mucho y tenemos poco tiempo», señala la joven.
Su forma se asemeja a una pequeña caja blanca cuadrada,
con un depósito superior donde, una vez filtrado, se echa el aceite,
que va a parar a un bol interno donde se mezcla con el resto de
productos.
La mezcla resultante se deposita en un molde, donde a las 48 horas ya se ha convertido en una pastilla de jabón que se puede «partir con la mano sin necesidad de cuchilla».
«La materia prima principal es el aceite usado, aunque también se puede usar virgen», al que habría que añadirle sosa cáustica y agua. Y si se quiere, de forma opcional, «alguna fragancia para que huela bien».
Cada persona consume y genera cinco litros de aceite al año. Un solo litro, ya contamina mil de agua |
Sin salir de casa
«Una persona consume y genera una media anual de cuatro litros de aceite.
Un solo litro de aceite ya contamina mil de agua. Con «Fábrica de
Jabón», sin ir más lejos, dejaría de contaminar 333 centilitros de agua
mensuales», explica Blanco.
Con medio litro de aceite se obtienen 850 gramos de jabón,
lo que a su juicio «cunde para mucho», pues permite «limpiar los platos
directamente con la pastilla», usarlo en la lavadora si se ralla o
diluirlo en el agua para fregar el suelo y así conseguir «una limpieza
ecológica del hogar».
Blanco sacó la idea mediante la observación del entorno al
que se dedican los diseñadores industriales para tratar de resolver
problemas de la vida cotidiana, como qué hacer con el aceite «de las patatas fritas».