En los últimos cinco años, más
de 600 pacientes indocumentados han sido deportados a sus países
mientras estaban inconscientes en hospitales de EE.UU.
La medida fue tomada luego de que las autoridades hospitalarias llegaran a la conclusión de que recibir a los enfermos indocumentados resultaba costoso.
El Gobierno estadounidense ha declarado que no está involucrado con esas deportaciones y ha agregado que se trata de una decisión tomada por los directivos de los centros médicos con el fin de controlar los gastos.
Estas crueles deportaciones son tan comunes que incluso tienen un nombre: “repatriación médica”: los pacientes son colocados en vuelos internacionales fletados cuyo costo es asumido por los hospitales.
Los defensores de los inmigrantes declaran que las deportaciones de enfermos indocumentados a su país desde hospitales aumentaron luego de que se aplicara recortes en el presupuesto de Salud.
Tal medida hace que muchos de los enfermos se vean obligados a acudir a hospitales privados, lo cual resulta muy costoso.
Para los activistas defensores de los derechos de los inmigrantes, esta medida viola las normas internacionales y de EE.UU., ya que está dirigida de forma injusta a las personas indefensas en el momento que necesitan ser atendidas.
De acuerdo con las leyes estadounidenses, todos los hospitales deben atender a los enfermos sin consideran la ciudadanía ni la situación económica.
Muchos trabajadores inmigrantes que no son ciudadanos de EE.UU. no pueden gozar de los servicios de salud ni de tratamientos destinados a las personas de bajos recursos.
