jueves, febrero 23, 2012

Un cable suelto, posible error del experimento de los neutrinos

Un simple error mecánico -la mala conexión de un cable-, pudo ser el causante de los excepcionales resultados que retan la Física moderna.

Un simple fallo mecánico (la mala conexión de un cable), pudo ser el causante de los excepcionales resultados del experimento que, el pasado mes de septiembre, midió neutrinos más veloces que la luz. Investigadores del experimento Opera (el mismo que realizó las mediciones, en la imagen) anunciaron ayer por la noche que habían identificado dos posibles fallos que invalidaban el que pudo ser uno de los mayores descubrimientos de la Física de todos los tiempos.

Un auténtico jarro de agua fría para todos los que creyeron que se había abierto, de repente, una nueva rama de la Física. Y un lacónico "ya lo decía yo" para los que, por el contrario, estaban razonablemente convencidos de que detrás del experimento que detectó neutrinos super veloces se ocultaba alguna clase de error.

El experimento ATLAS en el LHC
 
Antonio Ereditato, portavoz de la colaboración Opera en el Laboratorio Nacional del Gran Sasso, en Italia, aseguró anoche que "se han identificado dos elementos que podrían haber afectado significativamente a los resultados que se anunciaron" el pasado mes de septiembre.

El primero de los fallos se debió, sencillamente, a la mala conexión del cable de fibra óptica que transportaba la señal de GPS al reloj principal del experimento. Y el segundo radicaba en el propio GPS, que podría haber proporcionado a los ordenadores marcas de tiempo erróneas durante la sincronización de los eventos. "Estos dos elementos -explicó Ereditato- pueden modificar el tiempo de vuelo de los neutrinos en ambas direcciones".

Como se recordará, los investigadores de Opera midieron en septiembre de 2011 el tiempo que tardaban haces de neutrinos en recorrer los 750 km. de distancia entre el CERN, el gran laboratorio europeo de física, cerca de Ginebra, y los detectores del Gran Sasso, bajo los Apeninos italianos. Y hallaron que los neutrinos llegaban a su destino 60 nanosegundos antes que la luz, algo que contradice la teoría de la Relatividad formulada por Einstein y según la cual nada puede moverse más deprisa que la luz, que viaja a 300.000 km. por segundo.

Una gran parte de la comunidad científica recibió esos resultados con gran escepticismo, ya que son muchas las pruebas que confirman la validez de la teoría enisteniana. Los propios autores de las mediciones, que pidieron ayuda a sus colegas internacionales para encontrar el posible error, estaban convencidos de que algo había funcionado mal, aunque no pudieron localizar el fallo.

Se buscó, primero, algún error de procedimiento, y varios equipos sugirieron mejoras en la forma de realizar las mediciones. Dos meses después del primer e impactante anuncio, los investigadores llevaron a cabo un segundo experimento mejorado, pero los resultados volvieron a ser los mismos. Los neutrinos, aparentemente, seguían siendo más veloces que la luz.


Un cable ajustado

 

Ahora, sin embargo, parece haber quedado claro que la discrepancia de 60 nanosegundos en favor de los neutrinos tiene su origen en la citada mala conexión. Una vez ajustado el cable se comprobó, en efecto, que el tiempo que tardaban los datos en pasar a través de él coincidía con los 60 nanosegundos de ventaja que, supuestamente, los neutrinos le sacaban a la luz. Por lo que los investigadores creen que es precisamente ahí donde está el tan buscado fallo.

Sin embargo, Ereditato también dijo que será necesario comprobar de nuevo los datos y verificar si, efectivamente, el problema ha quedado resuelto. No olvidemos, además, que otros laboratorios (en Estados Unidos y Japón) llevan ya meses preparando sus propios experimentos para medir la velocidad de los neutrinos.

El caso, pues, no se considera aún totalmente cerrado. La apuesta es demasiado elevada y es necesario llevar a cabo tantas pruebas como sea posible para llegar a un resultado definitivo, y saber si, efectivamente, los dos errores detectados son suficientes para explicar la ventaja de los neutrinos en su carrera contra la luz.