Más de 27.000 personas afirman en sus perfiles de Facebook que odian la mala ortografía. Otros 60.000 usuarios reivindican una ortografía correcta: «Yo soy joven, uso msn, y aún así escribo bien». Y casi 15.000 personas tienen clara la diferencia entre «ahí, ay y hay». Porque en las redes sociales se escribe más, pero no peor.
Desde la Fundéu,
organización dedicada a promover el buen uso del español, entienden que
la novedad que introducen las redes sociales es la visibilidad. «Ahora
las conversaciones son públicas. Por eso hay más errores», explica Álvaro Peláez, responsable de estrategia de medios sociales.
Escribir bien, además, es una cuestión de reputación y credibilidad.
«Las redes sociales no desprestigian la escritura. La gente intenta
escribir bien». Y Peláez lo demuestra con un ejemplo: «Si entras a una
página de opiniones sobre un hotel y ves una bien escrita y otra mal, la
primera siempre tendrá más credibilidad».
Los
errores ortográficos en internet, no obstante, son frecuentes. Basta
con echar un vistazo a los comentarios en las noticias publicadas en la
red o a los perfiles de Twitter. En su mayoría, son descuidos léxicos:
palabras que se usan con otro sentido o la tan batallada diferencia
entre «a ver» y «haber». «"Haber" si aprendemos a escribir "A ver"»,
comparten cientos de personas en Facebook.
«Ahora las conversaciones son públicas. Por eso hay más errores»
A otros les cuesta diferenciar entre «aún» y «aun» o «entorno» y «en torno». Dudas que reciben en la Fundéu, «aquellas que te asaltan cuando menos te lo esperas», indica Peláez. También se cometen muchos errores de puntuación y no solo por omisión de la apertura de una interrogación, por ejemplo, sino «porque la gente pone puntos» tras el cierre.
La lista de equivocaciones la completa el «uso indiscriminado de extranjerismos» cuando en español hay equivalentes. Se explica por dos motivos: desconocimiento y una cierta intención de ser pretencioso.
La Real Academia Española lanzará
el próximo 20 de marzo la «Ortografía básica de la lengua española»,
más breve y manejable que la versión mayor. Incluirá las polémicas
normas de la supresión de la tilde en «guion» o la recomendación de
llamar «ye» a la «i griega». Pero que una palabra no aparezca en el
diccionario no significa que sea incorrecta. Eso ocurre con palabras
derivadas o de reciente aparición, y la Fundéu resuelve a diario dudas
por cuestiones como esta.
Antes de fin de año lanzarán la edición impresa del «Manual de Estilo» disponible en internet. Una experiencia digital que aborda aspectos como la escritura en Twitter. En palabras del director del proyecto, Mario Tascón,
existe una «twitteratura». «Cada canal –afirma Peláez– tiene
características propias». Y Twitter, con la limitación de 140
caracteres, fomenta la imaginación. Onomatopeyas, acrónimos,
emoticonos... un estilo propio de un lenguaje más directo. Pero no son
más que «registros distintos».