Mientras un equipo de investigadores conjunto del Pentágono y el Servicio Secreto estudia sobre el terreno en Cartagena de Indias (Colombia) lo que pasó en los días anteriores a que llegara Barack Obama para asistir a la Cumbre de las Américas, ya existe un testimonio de primera mano aportado por una de las prostitutas que pasó la noche con uno de los hombres que guardan al presidente.
Prostis frente al Hotel Caribe
“Le dije: ‘Quiero mi dinero, ‘baby’”, ha explicado la mujer a dos reporteros del diario The New York Times. “Nunca me dijeron que estuvieran con Obama”, asegura la mujer que prefiere ser considerada una escort o chica de compañía, y despejando así la duda sobre informaciones que aseguraban que los escoltas habían fanfarroneado de estar al servicio de Obama. Según la mujer, 24 años pero que no ha aportado su nombre al diario neoyorquino, ella y una amiga entablaron conversación con dos norteamericanos en un bar y estos últimos acabaron invitándolas a sus habitaciones en el Hotel Caribe. Como cuenta el rotativo, existía un problema de comunicación entre la mujer y el supuesto agente del servicio secreto, ya que no hablaban el mismo idioma, lo que no impidió que de camino al hotel la chica de compañía pidiera al taxista que parase para comprar preservativos.
En ese espacio de tiempo, la mujer le dijo a su futuro cliente que a cambio de la noche que iban a pasar juntos debía hacerle “un regalo”. Según relata ella misma al Times, sin saber que trabajaba para Obama pero teniendo apariencia de tener dinero, le pidió 800 dólares por sus servicios. Hasta la madrugada todo fue como planeado.
Pero cuando a las seis y media de la madrugada del día siguiente la pareja fue despertada por la recepción del hotel para hacerles saber que todas las prostitutas deben de abandonar las instalaciones a esa hora, el hombre de Obama había olvidado las promesas hechas y todo lo que le ofreció fueron 50.000 pesos, unos 30 dólares.
Lo que pasó a continuación hubiese quedado en una disputa más entre un cliente y una prostituta si no hubiera sido porque el hombre con el que trató –y sus compañeros- trabajaban para el hombre más poderoso del mundo. La mujer insistía en cobrar y el supuesto agente del servicio secreto la echó de la habitación insultándola. Entonces ella buscó la ayuda de una compañera que había pasado la noche con otro de los agentes, quien intentó reconducir la disputa para evitar el escándalo que finalmente ha avergonzado al servicio secreto. Este último hombre logró juntar unos 225 dólares y pagar a la prostituta, pero para entonces dos policías locales ya mediaban en la disputa.
Según informa el Times, la mujer descubrió días más tarde que lo que había sucedido a mediados de la semana era una noticia mundial y que el hombre con el que pasó la noche trabajaba para Obama. “Tengo ataques de nervios. Lloro todo el rato”, explica. “Esto es muy importante, es el Gobierno de EEUU”, dice sin negar que tiene miedo a posibles represalias, según el Times.
Desde que el escándalo estallase, el Servicio Secreto está bajo escrutinio del Congreso y un equipo de investigadores entrevista a las mujeres que pasaron la noche con los norteamericanos. Hasta el momento hay implicados 11 agentes y casi una docena de militares. El miércoles, el Servicio Secreto anunciaba que uno de los implicados había decidido jubilarse, otro dimitía y un tercero había sido despedido y amenazaba con demandar a la agencia. Según CNN, se esperaba que hubiera más dimisiones o despidos.