Para
nuestro cerebro, el envejecimiento no es inevitable. Un grupo de
investigadores suecos (de la Universidad de Umeå, el Instituto
Karolinska y el centro Max Planck de Alemania) ha desvelado además que,
para prevenir el deterioro de nuestro órgano más fundamental y
mantenerlo en forma, cuenta más lo que se hace a edad avanzada que lo
realizado a lo largo de los años anteriores. Los resultados de esta
investigación han aparecido en el último número de la revista científica
«Trends in Cognitive Sciences.
«Aunque
algunas funciones de la memoria tienden a declinar cuando envejecemos,
hay gente mayor que muestra un funcionamiento bien preservado,
comparable al de un cerebro más joven», dice Lars Nyberg, profesor de
Neurociencia en la Universidad sueca de Umeå y autor principal del
estudio.
cuenta más toda la estimulación que se hace a edad avanzada que lo realizado en los años de juventud
«Hay
una evidencia bastante sólida de que estar física y mentalmente activo
es la mejor forma de mantenimiento del cerebro», dice Nyberg. El
objetivo de este proyecto es estudiar, por medio de técnicas de
neuroimagen, cómo las funciones de la memoria cambian a lo largo de la
vida, para determinar factores de riesgo para la demencia y cómo ésta
comienza a manifestarse.
Cuantos más estímulos, mejor
Tampoco
la elección de una u otra carrera laboral parece ser determinante.
Aunque los investigadores coinciden en que una ocupación «compleja o
exigente aporta una pequeña ventaja, estos beneficios se esfuman
rápidamente tras la jubilación». Un hallazgo interesante es que las
personas mayores que dieron mejores resultados compartían tres factores:
una buena educación, una rica actividad social y que conservaban sus
propios dientes.
Conservar
los dientes, más que algo anecdótico, es analizado como síntoma de una
vida más saludable y unos hábitos de higiene y alimentación más
adecuados. De acuerdo con un estudio realizado a casi 500 ancianos en el
Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, la población mayor de
65 años conservaba en 2005 una media de seis dientes más que diez años
antes.
Para
Nyberg y su equipo, la clave está en la actividad. Aquellos sujetos que
gozaban de más estímulos sociales, mentales y físicos mostraron mejores
resultados cognitivos: sus cerebros aparentaban menos años de los que
realmente tenían.
Mantenerlo joven
Los
científicos afirman que «en conjunto, esta amplia variedad de hallazgos
evidencian lo heterogéneo que resulta el envejecimiento del cerebro.
Algunos sujetos mayores muestran pocos o ningún cambio en relación a
adultos más jóvenes, además de una actividad cognitiva intacta, lo que
demuestra que la clave para preservar la memoria durante el
envejecimiento está en mantener el cerebro joven, no tanto en responder a
los cambios del cerebro o tratar de compensarlos». Estudiar el cerebro
de las personas mayores utilizando aparatos de Resonancia Magnética
Funcional o PET permite a estos científicos recabar información «en
vivo» de procesos patológicos el alzhéimer.
Nunca es tarde
Los
investigadores comentan que esta nueva aproximación al envejecimiento
representa un cambio de paradigma. En el pasado, gran parte de la
atención de los científicos se centraba en comprender cómo el cerebro
trata de compensar el declive cognitivo asociado a la edad. Ahora, este
estudio sugiere que lo principal es preparar el cerebro para que acometa
con éxito esos cambios asociados a la edad sin alteraciones en la
memoria y la cognición. Los genes juegan en esto un papel importante,
pero las opciones vitales y otros factores ambientales resultan
críticos, especialmente en la senectud –reza el informe.
En
cuanto a la detección de la demencia senil, Nyberg y su equipo aseguran
que los primeros síntomas pueden darse hasta diez años antes de que
esta enfermedad sea diagnosticada. Y a menudo, antes de lo que muchos
creen: a partir de los sesenta años. «Es el momento en el que se tienen
más problemas para recordar nombres y reuniones», apunta Nyberg. Sin
embargo, el estudio ha demostrado también que, incluso a edades muy
avanzadas, la capacidad de seguir acumulando conocimiento, y utilizarlo
con criterio, persiste.