Cuando esta madrugada Venus pase por delante del Sol,
un auténtico ejército de satélites y de telescopios terrestres
intentará captar (y estudiar) un curioso y hasta hace poco desconocido
fenómeno: el "arco de Venus",
un brillante cerco luminoso que, durante el tránsito, rodea por
completo el planeta gemelo de la Tierra como si de un anillo de fuego se
tratara. En 2004,
la primera vez que se observó, el arco pilló por sorpresa a los
astrónomos. Ahora, sin embargo, todo está preparado para estudiarlo a
fondo y arrancarle sus secretos.
El «arco de Venus»
El de esta madrugada será el último tránsito de Venus que veremos durante nuestras vidas,
ya que el siguiente no se producirá hasta el año 2117. Y será también,
por lo tanto, la última oportunidad para estudiar el misterioso cerco
brillante que rodea el planeta justo mientras pasa por delante del Sol.
"Me quedé atónito cuando lo vi por primera vez durante el tránsito de
2004 -recuerda el astrónomo Jay Pasachoff, del Williams College-. Un
anillo brillante, resplandeciente, apareció rodeando el borde de Venus
justo cuando empezaba a pasar por delante del Sol". En palabras del
científico, fue como si el planeta, súbitamente, se viera envuelto por un "anillo de fuego".
Han
pasado ya ocho años desde la sorpresa inicial y los científicos creen
comprender lo que vieron entonces. Iluminada desde detrás por el Sol, la atmósfera de Venus refractó la luz solar mientras ésta atravesaba las capas gaseosas sobre el denso manto de nubes que cubre el planeta, creando un espectacular arco de luz perfectamente visible para los telescopios, tanto terrestres como espaciales.
Sin
embargo, los científicos tienen mucho más que aprender sobre Venus
estudiando con detalle el arco. La Tierra y Venus se encuentran a
distancias parecidas del Sol, están hechos de los mismos elementos
básicos y, en términos de tamaño, son prácticamente idénticos. Pero a
pesar de ello, los dos mundos están envueltos por capas gaseosas
sorprendentemente distintas.
Ahogado, quemado, despedazado
La atmósfera de Venus, en efecto, es por lo menos cien veces más masiva que la de la Tierra,
y está formada principalmente por CO2, un gas de efecto invernadero que
contribuye a elevar la temperatura del planeta hasta los casi 500 grados. Pero hay más diferencias, como por ejemplo las nubes de ácido sulfúrico,
que alcanzan hasta 14 km. de altura y que flagelan al planeta girando a
su alrededor a más de 350 km. por hora. Si un humano fuera arrastrado
hasta ese ambiente infernal, acabaría seguramente despedazado, ahogado,
deshidratado y posiblemente quemado.
Esa
es la realidad de un mundo que en su origen pudo haberse parecido a la
Tierra, pero que se ha convertido en un auténtico infierno sin que los
científicos hayan podido averiguar hasta ahóra el por qué. "Nuestros
modelos y herramientas - puntualiza Widemann- no pueden explicar del
todo Venus, lo que significa que tampoco tenemos las herramientas
necesarias para comprender nuestro propio planeta. Preocuparse por Venus es preocuparse por nosotros mismos".
«Súper rotación»
Quizá uno de los mayores misterios de Venus sea el de su "súper rotación". Y es que toda la atmósfera, en bloque, da una vuelta completa al planeta en apenas 4 días terrestres..
La dinámica de esa "super rotación" sigue siendo un rompecabezas sin
resolver, y ello a pesar de la avalancha de datos obtenidos por misiones
como las Pioneer Venus o las Magallanes, de la NASA, las Venera y Vega, de Rusia, o la más reciente Venus Express, de la Agencia Espacial Europea.
Y es aquí, precisamente, donde entra el "arco de Venus".
Su brillo, en efecto, es capaz de revelar la temperatura y la densidad
de la mesosfera (la atmósfera media) de Venus, el lugar donde la luz
solar se refracta para crear el fenómeno. Según la mayoría de los
modelos, es precisamente en la mesosfera donde se guarda la "llave" que
nos permita comprender la super rotación. Analizando con detalle el
arco, los investigadores podrán hacerse una idea muy acertada de la
temperatura y la densidad de esta crírica capa atmosférica de polo a
polo del planeta.
Cuando
el arco apareció por primera vez, en 2004, los astrónomos se quedaron
atónitos y no pudieron reaccionar. Ahora, sin embargo, están preparados
para aprovechar esta nueva oportunidad. Juntos, Pasachoff y Widemann han
organizado una red global de observación para monitorizar el fenómeno esta madrugada.
No habrá otra ocasión de hacerlo hasta el año 2117. "Estamos listos
para observar el arco usando 9 coronógrafos repartidos por todo el
mundo", explica Pasachoff.
También se ha pedido la colaboración de los astrónomos aficionados de numerosos países para que esta noche den caza al arco. "Los mejores momentos para observarlo -explica el científico- son a la entrada y a la salida, es decir, cuando el disco de Venus entre y salga del Sol".