El sistema Gliese 581,
a 20 años luz de la Tierra, se hizo muy popular en septiembre de 2010
cuando un equipo de astrónomos anunció el hallazgo de que uno de sus
planetas, el Gliese 581g, podría reunir las condiciones para albergar vida,
todo un descubrimiento. El hallazgo fue recibido de forma desigual
-algunos científicos desconfiaron de su existencia-, pero tiempo
después, otro de los mundos del sistema, el «d»,
reveló también un gran potencial para ser habitable. Gliese se
convirtió entonces en un interesante lugar hacia donde apuntar los
telescopios e incluso, quién sabe, donde buscar algún tipo de señal de
vida inteligente. Hacia ahí ha mirado un equipo de astrónomos
australianos que ha desarrollado una nueva técnica para intentar detectar una civilización inteligente fuera de la Tierra. La respuesta, de momento, ha sido el silencio.
Los astrónomos de la Universidad de Curtin en Australia desarrollaron la primera búsqueda de vida extraterrestre inteligente (SETI) con una nueva técnica llamada Very Long baseline interferometry (VLBI),
por la cual se utilizan varios telescopios que están alejados uno de
otro y cuyas señales se combinan entre sí como si fuera uno solo, más
potente y profundo. El equipo apuntó a Gliese, escogido por tener dos
planetas en su zona de habitabilidad, ni demasiado lejos ni demasiado
cerca de su estrella para poder tener agua líquida. Durante ocho horas,
rastrearon toda señal proveniente del sistema. Detectaron 222 señales potenciales, pero ningún «hola».
Sin
embargo, los científicos creen que esta técnica es eficiente
discriminando entre auténticas señales extraterrestres y otras
provenientes de interferencias de radio frecuencia, lo que, según ellos,
convierte su método en un arma ideal para «cazar», por fin, el saludo
de algún alien.
El estudio puede consultarse online y será publicado proximamente en la revista Astronomical Jorunal.