Resulta escalofriante, pero es real. Un equipo de astrónomos ha encontrado pruebas contundentes de que un agujero negro masivo está siendo expulsado de su galaxia anfitriona,
situada a unos 4 millones de años luz de la Tierra, a una velocidad de
millones de kilómetros por hora. Según nuevas observaciones del
telescopio espacial Chandra de rayos X de la NASA, el agujero negro
errante chocó violentamente con otro agujero y se fusionó, pero el gigante recién formado recibió una fuerte patada de retroceso de las ondas de radiación gravitacionales y salió disparado. La investigación, que aparecerá publicada en breve en The Astrophysical Journal, puede ser la primera prueba de que estos pozos cósmicos, aunque parezca increíble, pueden vagar perdidos por el espacio sin que los hayamos detectado.
La galaxia en el centro de la imagen contiene el sistema donde se encuentra el agujero negro expulsado
«Es
difícil de creer que un agujero negro supermasivo que pesa millones de
veces la masa del Sol pueda moverse en absoluto, y mucho menos ser
expulsado de una galaxia a una velocidad enorme», reconoce Francesca
Civano, del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA ),
responsable del estudio. «Pero estos nuevos datos apoyan la idea de que
las ondas gravitatorias - ondulaciones en el tejido del espacio
predichas por Albert Einstein, pero nunca detectadas directamente- pueden ejercer una fuerza muy poderosa»
El
fenómeno tiene importantes implicaciones para la astronomía. Aunque la
expulsión de un agujero negro supermasivo en una galaxia por la emisión
de las ondas gravitacionales sea poco frecuente, puede significar que
existan muchos agujeros negros gigantes que se mueven perdidos a través de los vastos espacios intergalácticos
y que no han sido detectados. «Estos agujeros negros serían invisibles
para nosotros -dice Laura Blecha, también del CfA- porque han consumido
todo el gas que los rodea después de haber sido expulsado de su
galaxia».
Patada cósmica
El equipo estudiaba un sistema conocido como CID-42, situado en el centro de una galaxia a unos 4 millones de años luz de distancia. Allí, el fantástico telescopio Hubble
de la NASA había localizado dos fuentes distintas de luz óptica. Otras
observaciones realizadas con telescopios terrestres, como el Magallanes y el Very Large Telescope en Chile comprobaron que los dos objetos se estaban separando a una velocidad de casi 5 millones de kilómetros por hora.
Los
astrónomos sabían que allí ocurría algo especial, pero no estaban
seguros de si se trataba de uno o de dos agujeros negros. Cuando la
cámara de alta resolución del Chandra apuntó directamente a CID-42, el
equipo descubrió qué había ocurrido. Los científicos creen que se
produjo el choque de dos galaxias. Cuando esto sucedió, también
colisionaron los dos agujeros negros supermasivos situados en su centro.
Los dos pozos cósmicos se fusionaron para formar un único agujero, que retrocedió ante las ondas gravitacionales producidas por la colisión. El agujero negro recién fusionado recibió una patada lo suficientemente grande como para salir disparado de la galaxia.
Hay
otras dos explicaciones posibles para lo que está sucediendo en CID-42.
Una supondría un encuentro entre tres agujeros negros supermasivos, de
forma que saliera expulsado el más ligero. Otra idea es que el sistema
tenga dos agujeros negros supermasivos que se mueven en espiral el uno
hacia el otro, en lugar de separarse, pero los científicos han
descartado estas dos posibilidades.