jueves, julio 26, 2012

El insulto olímpico de Romney

El político norteamericano ha desatado la polémica después de comentar sobre los Juegos Olímpicos en Londres que "es difícil saber hasta qué punto irá todo bien".

Mitt Romney llegó a Londres dispuesto a ganar músculo como estadista y rendir tributo a la alianza angloamericana. Pero ambos objetivos saltaron por los aires a la luz de sus palabras críticas sobre los Juegos de Londres, que le aseguraron muchos minutos en los informativos británicos y le granjearon la enemistad de sus anfitriones, incapaces de comprender el motivo de su agresividad verbal.

El origen del incidente fue una entrevista en la que el candidato republicano fue preguntado por su opinión sobre los preparativos olímpicos en la capital británica. "Es difícil saber hasta qué punto irá todo bien", espetó Romney, "hay algunas cosas desconcertantes y no ayudan las historias sobre una firma de seguridad incapaz de contratar gente suficiente o la huelga de agentes de inmigración".

Unas palabras que el aspirante redondeó cuestionando el espíritu de sus anfitriones: "Hay tres cosas que garantizan el éxito de unos Juegos. La primera son los atletas porque son la base de los Juegos. La segunda son los voluntarios y aquí tienen muy buenos voluntarios. Y la tercera es la gente del país. ¿Se unirán y celebrarán el momento olímpico? Eso es algo que sólo sabremos una vez que los Juegos empiecen".

Las autoridades británicas no tardaron en reaccionar a la metedura de pata de Romney. El más enfático fue el primer ministro David Cameron, que urgió a los ciudadanos a "dar lo mejor de sí mismos" y aprovechó para clavar una puya al candidato: "Nosotros estamos organizando los Juegos en una de las ciudades más activas y más pobladas del mudo. Por supuesto es más fácil si uno los organiza en medio de ninguna parte". Se trataba de hacer una mención a los Juegos de Salt Lake City (2002), cuya gestión asumió con éxito Romney cuando estaban asediados por las deudas y que se celebraron en una localidad menos populosa que la metrópolis del Támesis.

El error de Romney provocó malestar entre sus anfitriones y propició una rectificación que el propio candidato subrayó a la salida de su encuentro con Cameron en Downing Street. "Estoy encantado porque serán unos juegos olímpicos muy exitosos", reculó el candidato, "lo que he visto muestra imaginación y previsión y espero que tengan mucho éxito".

Las palabras sobre los Juegos no fueron la única metedura de pata de Romney durante su estancia en Londres. El candidato olvidó el apellido del líder laborista Ed Miliband y le llamó 'Mr. Leader' y desveló luego ante la prensa que se había reunido con el responsable de los servicios secretos británicos. Un detalle que ningún mandatario extranjero suele desvelar.

Londres es la primera escala de una gira que llevará al aspirante republicano también a Polonia e Israel. El pretexto de la escala londinense es la ceremonia de apertura de los Juegos, a la que Romney está invitado por sus conexiones con el movimiento olímpico. Pero el candidato tiene previsto sus días en Londres para reunirse con el premier irlandés Enda Kenny y con el británico David Cameron.

El entorno del candidato no descarta llevar a cabo encuentros con otros líderes presentes en la ceremonia y concibe el evento como una oportunidad para recordar sus dotes como gestor en Salt Lake City.

Londres es la escala más inocente del viaje del aspirante republicano. Más relevantes son sus visitas a Israel y a Polonia: dos países cuyos gobiernos han mantenido unas relaciones muy espinosas con el presidente Obama. El entorno del candidato ha presentado la gira como una oportunidad para estrechar lazos con tres países que "han luchado por la libertad y poseen la fortaleza para defender nuestros valores en el nombre de un mundo más pacífico". Unas palabras que concuerdan con la caricatura que Romney suele trazar de Obama como un presidente tibio en su defensa de Israel y demasiado propenso a ceder en sus tratos con Rusia.

El objetivo de la gira de Romney era mejorar sus dotes diplomáticas. El sondeo publicado este miércoles por el 'Wall Street Journal' era inequívoco: la mayoría de los estadounidenses consideran a Obama (47%) más preparado que Romney (32%) para gestionar la política exterior. No parece que el error olímpico vaya a ayudarle a aminorar la brecha.