En 2007 recibió un trasplante de médula de un donante inmune y ya no tiene el virus. Es un caso especial, pero demuestra que se puede curar el VIH. Estudian la posibilidad de autotrasplantes.
Los investigadores del sida le conocen como “el paciente de Berlín”.
Es un hombre a quien se diagnostico la infección por VIH en 1995, cuando
tenía 29 años, después sufrió una leucemia, recibió un trasplante de
médula ósea en 2007 y que, desde entonces, no recibió tratamiento
antirretroviral y tuvo el virus detectable en la sangre. “En otras
palabras, está curado”, afirmó Françoise Barré-Sinoussi, premio Nobel de
Medicina por el descubrimiento del VIH y presidenta de la Sociedad
Internacional del Sida, en un artículo que publicó el jueves en la
revista Nature.
La curación de Tim Brown, el paciente de Berlín,
se explica porque la médula que recibió para tratar la leucemia procedía
de una persona inmune al VIH. Esta inmunidad se debía a que las células
del donante tenían defectuoso el gen de la proteína CCR5, que el VIH
utiliza para entrar en células del sistema inmunitario. Así, cuando las
células del donante repoblaron la sangre de Tim Brown, el virus se
encontró con que ya no tenía puerta de entrada a las células.
“Es
el primer caso de un paciente curado del sida”, explica Javier
Martínez-Picado, investigador del laboratorio español IrsiCaixa. El
trasplante de médula ósea con el gen CCR5 defectuoso “no se puede
aplicar a todas las personas porque es una técnica costosa y arriesgada y
porque no habría suficientes donantes”, advierte Martínez-Picado. Pero
demuestra que curar el sida no es imposible.
Estimulados por el
caso del paciente de Berlín, Martínez-Picado y otros 35 científicos de
10 países crearon hace dos años un grupo de trabajo para buscar
tratamientos que curen el sida y que sean aplicables a gran escala. La
iniciativa está auspiciada por la Sociedad Internacional del Sida, la
principal organización de profesionales del sida del mundo, y está
copresidida por la francesa Barré-Sinoussi y por el estadounidense
Steven Deeks. Los expertos presentarán el resultado de los dos primeros
años de trabajo del grupo en la Conferencia Internacional del Sida que
se está realizando en Washington.
En estos momentos, los fármacos
antirretrovirales consiguen que el virus sea indetectable en la sangre
por años. Pero el tratamiento es costoso, tiene efectos secundarios, no
llega a todos los portadores y, si se interrumpe, permite que el virus
vuelva a proliferar. Y por cada persona que inicia este tratamiento, dos
contraen el VIH.
Para ir más allá de los tratamientos actuales,
la Sociedad Internacional del Sida considera prioritario descubrir cómo y
dónde se esconde el virus en el organismo cuando los fármacos lo
eliminan de la sangre. A partir de ahí, se podría hacer salir el virus
de sus escondites y erradicarlo. Otra línea de trabajo es justamente
estudiar los autotrasplantes de médula ósea para portadores del VIH. Si
se inactiva el gen de la proteína CCR5 con terapia génica antes de
volver a implantar la médula, en teoría se podría conseguir una curación
como la del paciente de Berlín y evitar el problema de la escasez de
donantes. Esta estrategia ya se empezó a ensayar en un reducido número
de voluntarios. Los científicos también buscan descubrir cómo una
minoría de personas –los llamados controladores de élite, que
representan el 1% de la población– consigue mantener el virus a raya
pese a no tomar fármacos. Esta información podría ser útil para
estimular el sistema inmunitario del resto de los pacientes.
Por
todos estos avances, varios expertos reunidos en Washington aseguraron
que estaría cerca el fin del sida. Los investigadores son conscientes de
que el camino será largo y que demandará mucho