Ocurren muy por encima de las nubes durante una tormenta, a unos 80 kilómetros sobre la Tierra. De repente, unas ráfagas azules y rojas cruzan el cielo. Solo es un instante, una milésima de segundo, por lo que es muy fácil que resulten imperceptibles a no ser que uno tenga la suerte de estar mirando directamente a ellas. Su nombre responde a su misteriosa esencia. Se les llama «duendes» de las tormentas y se cree que pueden estar detrás de algunos avistamientos de ovnis. En realidad, se trata de fenómenos eléctricos muy luminosos, generalmente con forma de zanahoria o columna. Además de su espectacularidad, pueden encerrar más de un secreto, ya que los científicos creen que estos «fantasmas» suponen una ventana abierta a la composición de nuestra atmósfera y a la aparición de la vida.
Los
«espíritus» son tan difíciles de capturar en vídeo, que los pilotos de
avión -la forma más fácil de encontrárselos es sobrevolarlos durante una
tormenta- han asegurado haberlos visto durante casi un siglo antes de
que los científicos de la Universidad de Minnesota los atraparan
accidentalmente con su cámara, en julio de 1989. Desde entonces,
investigadores a bordo de aviones han conseguido fotografiarlos de vez
en cuanto, pero sigue siendo difícil filmarlos metódicamente. En 2010,
fueron grabados en vídeo de alta velocidad por primera vez en Europa. Y
un grupo de científicos, con la ayuda de la televisión japonesa NHK, los
buscó con regularidad durante dos semanas en el verano de 2011. Ese el
vídeo que ahora podemos ver sobre estas líneas.
Rodando a 10.000 fotogramas por segundo, el equipo grabó en los cielos de Denver, Colorado, algunas de las mejores películas de los «duendes» jamás tomadas,
vídeos que los científicos pueden utilizar para estudiar este fenómeno
tan poco comprendido. Al filmar desde dos aviones que volaban a 12
kilómetros de distancia el uno del otro persiguiendo las nubes de
tormenta, el equipo pudo trazar la naturaleza en tres dimensiones de
estos «fantasmas». Mediciones basadas en tierra completaron la imagen.
Una ilusión para el ojo humano
Como
explica Hans C. Stenbaek-Nielsen, geofísico de la Universidad de Alaska
en Fairbanks, Alaska, «los vídeos son necesarios no solo porque el
fenómeno es tan rápido que si parpadeas te lo pierdes, sino porque emite
la mayor parte de su luz en rojo, donde el ojo humano es relativamente
ciego».
Aunque
resultó muy dificultosa, los científicos tuvieron suerte con la
filmación. El primer destello fue generalmente seguido por una ruptura
en numerosas serpentinas de luz. Los «duendes» están relacionados con los rayos,
en los que una nube con carga neutra descarga parte de la electricidad
en la tierra. Normalmente, la carga negativa es llevada desde la nube al
suelo, pero una de cada diez veces la carga es positiva, y eso deja la
parte superior de la nube negativamente cargada. Es entonces cuando el
campo eléctrico sobre la nube puede producir el «duende», una descarga
eléctrica 80 kilómetros por encima de la tormenta.
Este vídeo no es la última imagen espectacular de los «duendes» de las tormentas.
El pasado abril, los astronautas de la Estación Espacial Internacional
(ISS) capturaron unos flashes de color rojo, ofreciendo al mundo,
especialmente a los investigadores, la rara oportunidad de contemplar
uno (en la imagen, arriba).