Los malos datos del paro revelados por la EPA (Encuesta de Población Activa) sí tenían un lado bueno. Los autónomos habían aumentado en 65.100 personas respecto al trimestre anterior,
un 2,1% más, de los que 56.500 eran empresarios sin asalariados a su
cuenta o trabajadores independientes y 9.100, empleadores, con
crecimientos del 2,9% y del 0,9%, respectivamente.
El problema es que hacerse autónomo no es algo al alcance de todos. En
primer lugar, supone un importante desembolso económico en la mayoría
de los casos. Según el Ministerio de Industria hay que contar con una inversión mínima de 3.000 euros
para constituir una sociedad. En segundo lugar supone asumir un riesgo.
Si un negocio fracasa se ha perdido tiempo y dinero, además de que el
varapalo emocional puede ser importante. Sin embargo, la tecnología y
las facilidades legales pueden servir de lanzadera económica para
atreverse a dar el paso.
En la red existen ideas interesantes. La página «sin un duro», recorre el proceso de creación de un negocio completamente gratis. Y la web pymes y autónomos ofrece ideas para los que quieran constituir una pequeña o mediana empresa.
En resumen, hacerse autónomo es hoy
en día una alternativa solvente que debe tenerse en cuenta antes de
enfrentarse a un mercado laboral cada vez más difícil
Una apuesta segura, la franquicia
La predilecta de todos aquellos que no quieran asumir riesgo. La franquicia nos aporta un valor de marca y un formato de negocio que ya ha demostrado que funciona
por sí solo. Ahora solo hace falta que nosotros lo hagamos funcionar,
lo mantengamos limpio y seamos eficientes. Además algunas de ellas
tampoco son tan caras. El portal francés «entrepreneur» recoge en su ranking las franquicias más baratas del mercado y sus costes de iniciación. Las más baratas son empresas de limpieza en su mayoría, solo exigen una inversión de unos 3.000 dólares, es decir unos 2.300 euros. La página autoempleo.net
también recoge la opción de los negocios de belleza o restauración como
formas de franquicia baratas. Cita ejemplos como el de la marca de
bocadillos Subway que exige una inversión de tan sólo 1.500 euros por
metro cuadrado y un canon de entrada de 7.500 euros.
Ser tu propia marca
La red ofrece infinitas posibilidades para hacerse un hueco en el mercado y muchas completamente gratuitas.
Músicos, escritores o diseñadores tienen una plataforma de lujo para
mostrar su trabajo al mundo. Facebook o Twitter pueden servir para hacer
promoción, Amazon para poner el producto a la venta, con wordpress
puedes crear un blog. Solo hace falta que tu trabajo guste. El caso de Marta Puig, también conocida como Lyona Alyona es una muestra de que alguien puede hacerse un nombre a través de internet.
Esta estudiante de audiovisuales de la ESCAC se convirtió en un
fenómeno de las redes sociales hace solo unos años. Es productora
audiovisual, escritora y diseñadora gráfica. Comenzó mostrando su
trabajo en las redes sociales. Cuelga sus videos en youtube, fabrica
bolsos y camisetas que comenzó mostrando en su fotolog. La gente comenzó
a interesarse por comprar sus prendas y sus videos llegaron a ojos de
algunos grupos del panorama nacional como Love of Lesbian o Sidonie, que
terminaron pidiéndole que colaborara con ellos. Lo hace desde hace unos
siete años. Ahora, su estética es un referente, tiene una tienda en internet y una legión de seguidores. Y todo comenzó con una página de Facebook.
El boom de las apps
Nuestro país está a la cabeza del continente en penetración de smartphones y tabletas y eso significa oportunidad de negocio para quien sea rápido y sepa aprovecharlo. Un informe de The App Date, revela que en Latinoamerica se bajan unas 16 aplicaciones por segundo en 24 horas, 1,4 millones.
Además el negocio de las Apps necesita poca inversión. No
tiene costes de fabricación o materias primas. Tampoco requiere invertir
en un local comercial o en personal personal (un desarrollador y un
programador pueden ser suficientes para ponerlo en marcha si no se
tienen conocimientos de informática).
Conocido es el caso de Jorge Izquierdo, el joven madrileño de solo 14 años, que en 2011 sorprendió al mundo desarrollando su primera «app».
Jorge lleva ya tres aplicaciones y está proyectando una cuarta con un
diseñador canario de su edad. Muchas de ellas ideadas en el recreo.
Prueba de que para emprender este negocio se necesita solo
imaginación. Si la aplicación es útil y no se le ha ocurrido a nadie
primero...tendrá éxito.