Este grupo urbano juvenil siempre busca tener otros gustos y actitudes que los de la mayoría. Son personas críticas, disfrutan de lo independiente y cuidan su estilo de vestir. ¿Cómo reconocerlos?
Cada día es más frecuente oír la palabra hipster para referirse a
personas, música, acciones y ropa poco comunes, pero la ambigüedad del
concepto causa confusión. Si bien un hipster nunca reconocerá serlo para
no establecer una moda, hay claves que revelan cuando se está en
presencia de uno o una.
Son, por lo general, universitarios o
adultos jóvenes con intereses artísticos y ecológicos. Frecuentan cafés
literarios, parques, cines tradicionales y discoteques de música
alternativa. En Santiago, el sector de Bellas Artes, Lastarria, los
cines Normandie, Biógrafo, Arte Alameda, y los restoranes de comidas
especiales causan gran furor.
El snobismo es lo que mejor
representaría a los hipsters. Todo lo que no es tendencia, para ellos sí
lo es. Son críticos con la sociedad e intentan apegarse a lo
intelectual. Más que una tribu urbana, es un estilo de vida. Este estilo
abarca todos los aspectos e implica un gusto por lo alternativo, el
rock indie, el cine independiente y todo lo que signifique originalidad.
El antropólogo Danilo Petrovic los caracteriza como
sofisticados. “Una sofisticación de ropa, de productos, de lugares, yo
diría que dentro de esa sofisticación hay un componente ligado al
consumo. Son consumidores culturales”, señala.
Sin ser
contestatario frente al orden ni lo establecido, el hipster retoma tanto
estilos como ideas de épocas anteriores, pero las reinterpreta y aplica
de forma vanguardista, original y fuera de toda moda. Actúan relajados
con una pizca de ironía y sarcasmo. No intenta salir de la sociedad,
pero sí tener una individualidad clara y con sentido.
Rotularlos
como grupo, tribu urbana, subcultura, movimiento o algo similar es
bastante complejo, pues es precisamente lo que ellos evitan. Ser parte
de una masa.
Los hipsters son progresistas, por lo general no
representan a religiones ni grupos políticos. Existen liberales,
anarquistas, homosexuales y bisexuales, feministas y animalistas, entre
muchas otros tipos de tendencias.
El estilo de los setenta y
ochenta, es un eje fundamental en la vestimenta de un hipster. Las
tiendas de calle Bandera, en el centro de Santiago, son el lugar para
conseguir prendas originales y retro que se combinan con elementos
modernos. A éstas se suman las tiendas de ropa vintage más exclusivas y
las que ofrecen prendas por encargo.
La música independiente
siempre está en el reproductor de un hipster. Bandas como Radiohead,
MGMT, Pulp, Javiera Mena, Gepe o Pedropiedra son sus bandas sonoras.
Estos entre los más famosos, porque mientras más desconocidas sea el
cantante o la banda, más hipster será. Aunque no les gustan los eventos
muy masivos, la asistencia a festivales como Lollapalooza es casi
obligatoria.
Gran parte de estos jóvenes disfruta andar en
bicicletas clásicas, retro y con canastilla en frente. El yoga también
es una actividad frecuente entre los hipsters. Su sentido de lo
saludable y la ecología es bastante amplio. Lo más extremos son
vegetarianos o veganos. ¿La causa? Mantener una buena salud y/o defender
los derechos de los animales. Sin embargo, beben bastante café por
considerarlo estimulante y como fomento de las conversaciones.
Les
encanta descubrir cosas nuevas y de calidad antes de que éstas sean de
conocimiento popular. Siempre van un paso adelante en cuanto a las
novedades artísticas y literarias.
Ser hipster es visto de
distintas maneras por el resto de las personas. Para Petrovic, existen
visiones positivas y negativas sobre esto. Comenta que “para algunos
debe ser visto como una vanguardia y por otros son visto como una moda
pasajera que nuevamente reproduce las diferencias sociales e intenta
marcar un territorio para diferenciarse de los otros, en general, de los
más pobres o distintos”.
Son muchos quienes atribuyen un
sentido peyorativo a lo que está denominado como hipster. El estereotipo
que se ha formado durante el último tiempo es el de personas
pretenciosas, con aires de superioridad y pseudo intelectualismo. De la
misma manera, un verdadero hipster reniega de serlo porque no quiere que
se le catalogue de ninguna manera. La originalidad ante todo.