El próximo 15 de febrero un asteroide de la mitad del tamaño de un campo de fútbol sobrevolará la Tierra a sólo 27.600 km, aún más cerca que algunos de los satélites artificiales que la humanidad ha enviado ahí arriba. La NASA asegura que no existe ningún peligro de colisión, pero la roca espacial, denominada 2012 DA14, ha captado toda la atención de los científicos, ya que se trata de una aproximación de récord. Desde que la agencia espacial comenzó a seguir este tipo de objetos en los alrededores de nuestro planeta en la década de los 90 nunca ha sido testigo de uno tan grande tan cerca de nosotros.
La vecindad de la Tierra está repleta de asteroides de
todos los tamaños y formas, que van desde fragmentos más pequeños que
las pelotas de playa a rocas montañosas de muchos kilómetros de
diámetro. Muchos de estos objetos provienen del cinturón de asteroides,
mientras que otros pueden ser cadáveres de cometas quemados y «muertos»
hace mucho tiempo.
El 2012 DA14 es un asteroide cercano a la Tierra bastante
común. Mide unos 50 metros de ancho, ni muy grande ni muy pequeño, y es,
probablemente, rocoso, en lugar de estar compuesto de metal o hielo. El
científico Don Yeomans, del programa de objetos cercanos a la Tierra en
el Laboratorio a Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA estima que un
asteroide del tamaño 2012 DA14 sobrevuela la Tierra, como promedio, cada
40 años, y solo se estrella contra ella cada 1.200 años
aproximadamente.
Impacto
El impacto de un asteroide de 50 metros no es catastrófico,
a menos que, lógicamente, caiga en una zona poblada. Yeomans señala que
un objeto de tamaño similar formó el cráter Meteoro en Arizona, de
1.600 km de ancho, cuando golpeó nuestro planeta hace unos 50.000 años.
«Ese asteroide era de hierro, lo que lo convirtió en especialmente
potente», explica. En 1908, otra roca algo menor del tamaño de 2012 DA14
explotó en la atmósfera por encima de Siberia, arrasando cientos de
kilómetros cuadrados de bosque. Los investigadores todavía estudian este
suceso, conocido como el «evento de Tunguska», en busca de pistas sobre
el objeto impactante.
Esto no ocurrirá el 15 de febrero. «Definitivamente, 2012
DA14 no chocará contra la Tierra», subraya Yeomans. «La órbita del
asteroide se conoce lo suficientemente bien como para descartar un
impacto». A pesar de esa seguridad, los radares de la NASA seguirán la
roca espacial en su aproximación a la Tierra. El asteroide pasará la
brecha entre la órbita terrestre baja,
donde se encuentran los satélites de observación y la Estación Espacial
Internacional (ISS), y la banda superior de los satélites
geoestacionarios, que proporcionan datos meteorológicos y de
telecomunicaciones. «Las probabilidades de un impacto con un satélite
son extremadamente remotas», dice Yeomans. Casi nada orbita donde pasará
el asteroide.
Brillará como una estrella
El radar Goldstone de la NASA en el desierto de Mojave está
programado para seguir a la roca casi todos los días del 16 al 20 de
febrero. Los ecos no solo determinarán la órbita del asteroide, lo que
permitirá a los investigadores predecir mejor futuros encuentros, sino
que también revelarán características físicas tales como el tamaño, el
giro y la reflectividad. «Un resultado clave de la campaña de
observación será un mapa de radar 3D que mostrará la roca espacial desde
todos los lados», informa la NASA.
Durante las horas de máxima aproximación, el asteroide
brillará como una estrella de magnitud 8. Teóricamente, eso es un blanco
fácil para los telescopios de aficionados. El problema, según Yeomans,
es la velocidad. «El asteroide se desplazará a gran velocidad por el
cielo, moviéndose casi un grado completo (o el doble del ancho de la
Luna llena) cada minuto. Eso va a ser difícil de rastrear. Solo los
astrónomos aficionados más experimentados puedan tener éxito», advierte.
Eso sí, la NASA asegura que los que lo consigan se impresionarán cuando vean las imágenes. Tan cerca que da escalofríos.