La historia de «El tirador»,
como se hace llamar este soldado por razones de seguridad, sería digna
de ser llevada a la gran pantalla. Y es que, a pesar de haber servido en
el cuerpo militar de élite estadounidense SEAL durante más de 16 años y haber sido el soldado que acabó con la vida de Bin Laden, después de retirarse ha sido abandonado a su suerte por el ejército, el cual no le ha ofrecido ni siquiera una pensión con la que mantener a sus hijos
Así lo explica «El Tirador» en una amplia entrevista realizada por Phil Brostein para el diario «Esquire».
«El hombre que disparó y mató a Osama bin Laden se sentó en una silla
de mimbre en el patio de mi casa, preguntándome cómo iba a alimentar a
su esposa e hijo y cómo iba a pagar por su atención médica», destaca el
periodista en las primeras frases del reportaje.
Una retirada sin agradecimientos
Concretamente, «El tirador» ha afirmado que se vio
abandonado por la Marina de los Estados Unidos (organismo al que
pertenecen los SEAL) el día en que decidió jubilarse tras 16 años de
servicio, 36 meses antes del tiempo oficial estipulado por el ejército. Esto provocó que perdiera su pensión.
No obstante, esta no fue la única sorpresa que obtuvo de la Marina. «Dejé el cuerpo un viernes (…) y esa misma noche cancelaron mi derecho a atención sanitaria
(…). Yo les pregunté a qué se debía y me dijeron: “Usted está fuera de
servicio, su cobertura ha terminado. Gracias por sus 16 años. Vete a la
mierda», señala el militar en la entrevista.
Al parecer, ni las cicatrices, ni la pérdida parcial de
visión, ni la artritis que sufre a causa de su paso por los SEAL le
valieron para que el ejército le buscara un buen trabajo. «Me dijeron
que me podían conseguir un oficio como conductor de un camión de cerveza
en Milwaukee», explica antes de señalar lo precarias que eran las
condiciones.
Por ello, ahora está considerando la posibilidad de vender
gafas de sol para ganarse la vida, pues no considera una opción buscar
un empleo en el sector de la seguridad privada. «Honestamente, no tengo
necesidad de más aventuras», señala en el escrito.
Preparado para el combate
A pesar de que ya se ha incorporado a la vida civil, «El
tirador» afirma que sigue viviendo en una tensión constante, pues no
sabe en que momento puede ser atacado por todo tipo de «antiguos»
enemigos.
Por ello, ha enseñado a sus hijos a esconderse en la bañera
ante cualquier peligro que puede atacar su casa. Además, afirma que su
mujer guarda una escopeta cerca de la cama por si alguien intenta
atravesar la puerta de su hogar con intenciones hostiles. Finalmente,
también han iniciado el proceso para cambiar el nombre de sus hijos.