El grupo estudió una muestra de mil 600 alumnos de entre siete y nueve años y se dio cuenta de que los niños que realizaron una actividad sorpresa de solo 15 minutos antes o después de la clase retuvieron más del 60 por ciento de lo aprendido que aquellos que no hicieron ninguna actividad inesperada.
Según la directora del equipo de investigación del Laboratorio de Memoria, Haydée Viola, este estudio ya se había llevado a cabo sobre los roedores y fue revelado que el aprendizaje es reforzado y se mantiene a largo plazo cuando es sorpresivo. Agregó que el cerebro recibe estímulos inesperados y hace que todo lo aprendido se recuerde por más tiempo.
No obstante, la reciente investigación es la primera prueba en humanos, y los científicos del Laboratorio de Memoria continuarán sus investigaciones para entender más sobre este fenómeno. El siguiente paso será averiguar si los resultados se repetirán en chicos más grandes, de escuelas secundarias.
La educación podría ser redefinida, gracias a las conclusiones de estas investigaciones y los científicos podrían convertirse en los mejores aliados de la docencia. "Como científico uno siempre aspira a que lo que uno investiga sirva para algo, que se pueda aplicar", apostilla Fabricio Ballarini, autor del estudio.