“Acostarse tarde y levantarse temprano impide que el descanso sea suficiente”, afirman los investigadores de la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos).
Los autores de este trabajo dividieron a los adultos jóvenes objeto de la investigación en dos grupos, que realizaron una difícil tarea de memoria destinada a cargar recuerdos en el hipocampo, una importante estructura cerebral relacionada con el aprendizaje.
A continuación, la mitad de los voluntarios durmió una siesta de 90 minutos mientras que el resto permaneció despierto.
Por la noche, cuando los dos grupos debieron realizar una nueva tarea de aprendizaje, aquellos que estuvieron despiertos se enfrentaron con dificultades para recordar la nueva información, mientras los participantes del otro grupo obtuvieron mejores resultados.
Durante la siesta que disfrutaron la mitad de los voluntarios, los especialistas registraron las ondas cerebrales de los participantes y advirtieron que cuantos más husos del sueño mostraban los voluntarios mejor disposición tenían para aprender.
Los husos del sueño son ondas cerebrales específicas del descanso que se presentan hasta 1000 veces por noche.
“Mucha de la actividad de estos husos del sueño ocurre durante la segunda mitad de la noche, por lo cual si una persona duerme seis horas o menos podría contar menos husos y por lo tanto limitar su capacidad de aprender”, declaró Bryce Mander, uno de los especialistas.
