Arqueólogos italianos hallaron en Turquía una antigua estatua del Can Cerbero, el animal que se localizaba cerca de 'las puertas del infierno', la cueva a través de la cual, según la mitología romana, las almas de los muertos iban al inframundo.
El descubrimiento se produjo durante las excavaciones de las ruinas de la antigua ciudad de Hierápolis, que fue parte del estado de Frigia fundado en los siglos XIII-X a. C.
La estatua de mármol del perro mítico, de 1,5 metros de altura, estaba colocada junto a una escultura de piedra de la serpiente en espiral, que es un símbolo del inframundo griego Hades. El descubrimiento confirma la hipótesis de los expertos de que la cueva, hallada en la primavera de este año en Turquía, es 'la puerta del infierno' que en el siglo I antes de Cristo fue descrita por el filósofo romano Marco Tulio Cicerón. Los romanos llamaron a esta cueva 'las Puertas de Plutón', el dios romano del inframundo, y debido al peligro que representaba, algunos incluso la denominaron 'las puertas del infierno'.
Los científicos italianos descubrieron que cerca de la entrada de la cueva se acumulaban cadáveres de aves muertas. Las pruebas revelaron que la causa de su muerte fue vapor de dióxido de carbono, que salía regularmente de la cueva. Cicerón describió este fenómeno en sus diarios durante su visita a Hierápolis, un popular balneario en la antigua Roma.
Los antiguos romanos consideraban 'las puertas del infierno' a una variedad de objetos naturales, como norma se trataba de lugares con una alta actividad sísmica.
La estatua de mármol del perro mítico, de 1,5 metros de altura, estaba colocada junto a una escultura de piedra de la serpiente en espiral, que es un símbolo del inframundo griego Hades. El descubrimiento confirma la hipótesis de los expertos de que la cueva, hallada en la primavera de este año en Turquía, es 'la puerta del infierno' que en el siglo I antes de Cristo fue descrita por el filósofo romano Marco Tulio Cicerón. Los romanos llamaron a esta cueva 'las Puertas de Plutón', el dios romano del inframundo, y debido al peligro que representaba, algunos incluso la denominaron 'las puertas del infierno'.
Los científicos italianos descubrieron que cerca de la entrada de la cueva se acumulaban cadáveres de aves muertas. Las pruebas revelaron que la causa de su muerte fue vapor de dióxido de carbono, que salía regularmente de la cueva. Cicerón describió este fenómeno en sus diarios durante su visita a Hierápolis, un popular balneario en la antigua Roma.
Los antiguos romanos consideraban 'las puertas del infierno' a una variedad de objetos naturales, como norma se trataba de lugares con una alta actividad sísmica.