Los resultados de la nueva investigación, realizada entre el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo en Sevilla (España) y el departamento de genética humana de la Universidad de Chicago (EE.UU.), se dieron a conocer el miércoles en el diario español El País.
“FTO es inocente: el culpable es otro gen llamado iroquois 3, o IRX3, situado muy lejos, a medio millón de 'letras' (o bases, las unidades del ADN) de distancia. El gen FTO no interviene como tal: se limita a aportar un elemento regulador (segmento de ADN que regula a otros genes) que actúa a grandes distancias sobre el otro gen, iroquois 3”, explica el periódico.
El estudio allana el terreno para la futura producción de una verdadera píldora antigrasa, aunque según explicaciones del líder del equipo sevillano, José Luis Gómez Skarmeta, aún "faltan dos cosas".
"Primero tenemos que diseccionar el elemento de ADN regulador que hemos identificado; y después ver cuál es la red de genes regulados por él, porque entre ellos estarán las dianas interesantes para probar baterías de nuevos fármacos", señaló Gómez.
De acuerdo con el rotativo español, las conclusiones de esta investigación se presentan este jueves en la revista Nature.