El estudio aclara que lo que comemos tiene efecto en nuestro equilibrio emocional. Por ejemplo, después de consumir una comida rápida tenemos sensación de decaimiento, pero cuando se toma una ensalada verde o vegetales salteados nuestra visión es más positiva.
Los estudios revelan que los ácidos grasos omega-3 mejoran el estado de ánimo. Estos ácidos grasos podrían afectar a la forma en la que el cerebro envía señales a todo el organismo. Salmón, arenques, sardinas y caballa, semillas de lino, aceite de linaza y nueces son ricos en omega-3.
El triptófano, un componente estructural de las proteínas que el organismo necesita para producir serotonina, podría ser beneficioso para tratar la depresión pero no existe aun evidencia científica suficiente para recomendar su uso en este sentido. Este tipo de aminoácido se encuentra particularmente en la carne roja, pavo, productos lácteos y soja.
El magnesio, además de producir energía, ayuda a los músculos, arterias y al corazón a funcionar de forma adecuada. Se halla en los vegetales de hoja verde, frutos secos y aguacates. Algunos investigadores están estudiando si los pacientes que toman un aporte suplementario de magnesio se recuperan más rápido de la depresión.
Entre las vitaminas del grupo B, el ácido fólico y la vitamina B-12 desempeñan un importante papel en el metabolismo, el ritmo de los procesos orgánicos y la producción de células de la sangre. Además, se asocian con la dopamina y la noradrenalina, componentes químicos de los que andan escasos las personas con depresión.
El ácido fólico se encuentra en las verduras de hoja verde y frutas, y la vitamina B-12 en el pescado y los moluscos, la carne y los productos lácteos.
