Las autoridades paquistaníes ofrecen una recompensa de 10
millones de rupias, unos 80.000 euros al cambio, para quien aporte
información que les permita capturar al autor del atentado contra Malala Yousufzai,
la joven activista quien resultó gravemente herida el pasado martes por
disparos de los talibán en el noroeste del país. La niña fue trasladada
del hospital de Peshawar a la unidad de cuidados intensivos de un hospital militar de Rawalpindi y, pese a la mejoría tras una primera intervención, su estado sigue siendo crítico.
Una joven paquistaní, en la manifestación en Karachi para repudiar el atentado contra Malala |
Los responsables médicos han desaconsejado su traslado a un
hospital extranjero tal y como se especuló en las primeras horas tras
el atentado. Desde que un insurgente abordara a Malala en el minibús que
le llevaba de vuelta del colegio a su casa y le disparara a bocajarro,
no han cesado las muestras de solidaridad en todo Pakistán.
El máximo responsable militar del país, general Kayani, aseguró que “es
momento de hacer frente a los instigadores de estas barbaridades y a
sus simpatizantes”.
Tras un primer comunicado reivindicando la autoría del atentado, Tehrik e Taliban Pakistan (TTP),
coalición de fuerzas insurgentes que actúan bajo el paraguas talibán a
este lado de la frontera del frente ‘Af-Pak’, volvió a ponerse en
contacto con los medios para justificar la acción en la ley islámica.
“Todo aquel que lidera una campaña contra el Islam y la sharia, está
condenado a morir por la aplicación de la sharia”, recordó el portavoz
del grupo Ehsanullah Ehsan, que quiso dejar claro que “no fuimos a por
ella por un tema de escolarización. Malala es nuestro objetivo por
predicar el secularismo y la tolerancia y cualquiera que siga su camino
será objetivo”.
La joven saltó a la fama en 2009 cuando con tan solo 11 años empezó a escribir un blog en el canal en urdu de la BBC en el que narraba su vida bajo el mandato de los talibanes, que durante esos días controlaba el valle de Swat.
Su actividad en la red a favor de asuntos como la educación femenina le
colocó en el punto de mira de una insurgencia que en cuanto ha visto la
oportunidad ha intentado silenciar sus mensajes para siempre.
Los miembros del Parlamento condenaron la acción de forma
unánime, pero en la cámara volvieron a quedar patentes las diferencias
entre los grupos que apoyan la actual guerra contra el terror que se
libra en la frontera entre Afganistán y Pakistán y los que piensan que
es “una guerra impuesta” por Estados Unidos y que es momento de acabar
con la colaboración con Washington. El Ejército de Pakistán combate
sobre el terreno con la cobertura de los aviones no tripulados estadounidenses desde el aire, unas aeronaves que ayer mataron a otras 16 personas en la agencia tribal de Orakzai.