Se podría pensar que las ideas que parecen buenas son siempre la mejor apuesta. Sin embargo expertos de Silicon Valley señalan que el secreto "para hacerse rico y cambiar el mundo" reside en ideas que parecen tontas pero que en realidad no lo son.
Chris Dixon, un socio de Andreessen Horowitz (una firma de capital de riesgo que invierte en nuevas empresas), explicaba en una conferencia para empresas incipientes publicado en YouTube que las mejores 'startups' (nuevas empresas) tienen su origen en buenas ideas que parecen tontas o estúpidas, revela el portal Business Insider.
Cuando una idea parece muy buena, enseguida empiezan a trabajar en ella las grandes empresas, que disponen de muchos más recursos y trabajadores para ponerlas en marcha que cualquier individuo o pequeña empresa. Sin embargo, la clave, señala Dixon, está en "las sobras", aquellas ideas que, por no parecer demasiado buenas, las grandes empresas desechan. Y ahí es donde está la oportunidad.
Un clásico ejemplo es Google. Cuando Google nació, grandes empresas como Yahoo no le prestaron atención por considerar que una web de búsquedas era una pérdida de tiempo. Creyeron que ese servicio sería una molestia, pues mantendría a sus propios clientes alejados de su sitio web.
Así, Dixon explica que, según su experiencia, hay tres características que las buenas ideas que parecen tontas tienen en común:
1. Los poderosos desestiman las ideas que son buenas pero les parecen 'bromas', es decir, graciosas pero innecesarias.
2. Las grandes empresas no suelen considerar interesantes aquellas ideas que suponen ofrecer un único servicio que se proporciona normalmente como parte de un conjunto de servicios de otra gran empresa existente.
3. Las buenas ideas también suelen ser percibidas como malas cuando "no se ajustan a las normas sociales", o van contracorriente, añade el empresario.
Sin embargo, la mejor manera de llegar a una buena idea no es seguir las tendencias del sector y leer informes, opina Dixon, sino enfrentarse a los problemas de la vida real y ser capaz de crear oportunidades a través de la experiencia.
Cuando una idea parece muy buena, enseguida empiezan a trabajar en ella las grandes empresas, que disponen de muchos más recursos y trabajadores para ponerlas en marcha que cualquier individuo o pequeña empresa. Sin embargo, la clave, señala Dixon, está en "las sobras", aquellas ideas que, por no parecer demasiado buenas, las grandes empresas desechan. Y ahí es donde está la oportunidad.
Un clásico ejemplo es Google. Cuando Google nació, grandes empresas como Yahoo no le prestaron atención por considerar que una web de búsquedas era una pérdida de tiempo. Creyeron que ese servicio sería una molestia, pues mantendría a sus propios clientes alejados de su sitio web.
Así, Dixon explica que, según su experiencia, hay tres características que las buenas ideas que parecen tontas tienen en común:
1. Los poderosos desestiman las ideas que son buenas pero les parecen 'bromas', es decir, graciosas pero innecesarias.
2. Las grandes empresas no suelen considerar interesantes aquellas ideas que suponen ofrecer un único servicio que se proporciona normalmente como parte de un conjunto de servicios de otra gran empresa existente.
3. Las buenas ideas también suelen ser percibidas como malas cuando "no se ajustan a las normas sociales", o van contracorriente, añade el empresario.
Sin embargo, la mejor manera de llegar a una buena idea no es seguir las tendencias del sector y leer informes, opina Dixon, sino enfrentarse a los problemas de la vida real y ser capaz de crear oportunidades a través de la experiencia.