Sarkozy anuncia en falso la salida de Siria de una periodista de 'Le Figaro'. El británico Conroy llega a Líbano.
“Estoy feliz de anunciaros que la pesadilla ha terminado. Bouvier
tiene fracturas múltiples y ahora podrá recuperarse bien”, afirmó el
presidente al nutrido grupo de periodistas que sigue su campaña. Con las
horas, se supo que el anuncio de Sarkzoy no se correspondía con la
verdad. En realidad, la operación de rescate de Bouvier no había salido
bien.
Durante todo el día, la información sobre la joven, que hace unos
días pidió un alto el fuego para ser evacuada, fue muy confusa. El
Ministerio de Exteriores francés, consultado por Reuters, llegó a decir
que ignoraba si había sido una fuente independiente la que informó a
Sarkozy sobre la evacuación de la reportera a Líbano. Bouvier sufrió
fracturas en las piernas durante el bombardeo en el que murieron la
corresponsal estadounidense de The Sunday Times Marie Colvin y el joven fotógrafo francés Rémi Ochlik.
Aquel día también resultó herido el fotógrafo inglés Paul Conroy, que
ayer fue el único reportero occidental que pudo llegar hasta Líbano en
una accidentada evacuación que duró 26 horas y en el transcurso de la
cual murieron tres de los activistas sirios que la llevaban a cabo.
En ese plan, estaban incluidos la francesa Edith Bouvier, el español Javier Espinosa, de El Mundo,
y el reportero francés William Daniels. Todos partieron juntos el
domingo por la noche pero tuvieron que separarse al ser bombardeados.
Mientras París guardaba silencio sin poder evitar la sensación de
caos, fue la dirección de Le Figaro quien informó, hacia las seis de la
tarde, de que era falso que Bouvier estuviera “sana y salva en Líbano”.
“No está en Líbano, sino en Siria”, señaló el diario, sin especificar
dónde y atribuyendo la información a fuentes diplomáticas francesas y
libanesas.
Poco después, Sarkozy admitió su error a través de su cuenta de
Twitter oficial: “He sido impreciso y me excuso. No está confirmado que
[Bouvier] esté a salvo en Líbano. La situación es extremadamente
compleja de analizar”.
Mientras tanto, la situación se recrudece en Homs. Por primera vez
desde que comenzaran las revueltas en Siria en marzo de 2011, Bachar el
Asad envió ayer a sus tropas de élite, comandadas por su sanguinario
hermano Maher, para castigar a la ciudad, bastión opositor. En uno de
sus barrios, Bab Amro, se sucedieron, por tercera semana consecutiva,
los bombardeos después de que los helicópteros no dejaran de sobrevolar
la ciudad durante toda la noche y sus tanques se desplazaran de un lado a
otro del distrito. Al menos 14 personas murieron ayer, según el
Observatorio Sirio de Derechos Humanos, sumadas a otras 20 que habrían
fallecido en la misma jornada después de que se produjeran intensos
bombardeos en la ciudad de Hama, a 50 kilómetros de Homs. En otras
localidades cercanas como Idlib, Binnish y Sarmin, los feudos rebeldes
del norte, también se han registrado explosiones tras recibir el impacto
de artillería, morteros y armamento antiaéreo, disparado, según los
Comités Locales sirios, “de forma totalmente aleatoria contra la
población”, informa Ana Garralda desde Jerusalén.
Conroy consiguió huir de la asedidada ciudad de Homs, según The
Times, por una ruta de contrabando de 32 kilómetros que se había
establecido diez meses antes por voluntarios sirios y por la
organización de activistas Avaaz para pasar medicinas y heridos desde
Homs.
El relato de The Times cuenta que, para trasladar a Conroy, el
comando tuvo que atravesar campos minados y patrullas del Ejército
sirio, y que solo cuando era posible informaban por un teléfono vía
satélite a los activistas que coordinaban el rescate.
Un portavoz de Avaaz en Beirut, citado por The Times, dijo
que la noticia de la llegada de Conroy a Líbano había puesto en peligro
la operación, puesto que los demás periodistas aún no habían podido
salir de Siria.