Pues bien, el vídeo de Kony está construido para activar cada resorte que hace saltar lo viral y que nos lo pasemos los unos a los otros. Como dice una amiga, es un algoritmo audiovisual calculado para que lo compartas. Por si el propio vídeo no lo dice suficientemente claro ("nada es más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado"), en Good.is le han preguntado a uno de los autores:
"Hemos hecho 10 documentales antes que
este, y los hemos mostrado en institutos y universidades desde 2006.
Hemos construido una base de apoyo a través de nuestros otros films.
Pero la realidad es que trabajamos muy duro e hicimos todos esos vídeos
y pusimos tanto esfuerzo en ellos y consiguieron 3.000 visitas. Y
entonces un vídeo con un gato tirando de la cadena tiene 40 millones de
visitas. Eso nos dejó diciendo ¿qué estamos haciendo mal? Y un día, uno
de nuestros compañeros dijo "tío, esto sería mucho más fácil si
pudiéramos hacer a Joseph Kony famoso y la gente supiera quién es. No
tendríamos que luchar tan duro para conseguir la atención sobre estos
asuntos en Uganda". Esa fue la inspiración. Después de eso, nuestra meta
fue hacer una película que pudieras ver on line, que fuera entretenida
que contara la historia de un modo digerible. Y no teníamos ni idea de
lo hambrienta que estaba la audiencia global de eso".
- Hay una lucha entre el bien y el mal, que es un clásico de la narración desde Grecia. Para ayudar a identificarlo, el malo aparece hiperenfocado y hay sutiles referencias a Hitler para los despistados. Incita al altruismo compartido.
- La historia se va contando de lo cercano a lo general y usa la primera persona. Es una técnica clásica de la narración periodística, por ejemplo, porque promueve la atención y la credibilidad.
- Cierra con un llamamiento a la acción y una fecha de caducidad (2012). Como en las teletiendas: llama en los próximos 15 minutos y te regalaremos otra unidad.
- Hay niños por un tubo. Como los negritos no nos emocionan lo suficiente (si lo hicieran no estaríamos descubriendo Uganda en 2012), aparece uno rubio y monísimo que todos nos querríamos llevar a casa. El padre no es guapo pero tampoco está mal, un poco a lo Assange.
- La narrativa es muy moderna, por lo que la gente joven se puede sentir muy identificada con ella. Usa el lenguaje audiovisual del reality: hay fragmentos muy íntimos de la vida del protagonista que no se corta en enseñar. La linealidad de la historia se corta con flashbacks y flashforwards para mantener la mente atenta; en algunos momentos se copia el lenguaje contemporáneo de vídeos que han tenido éxito en internet (como cuando se cuenta a través de la página de facebook). Todos los logos, carteles y camisetas que aparecen han sido exquisitamente diseñados. Maneja óptimamente los ritmos de lo audivisual, con sus subidones, bajones, descansos... todo apoyado con música.
- Es autorreferencial como un virus: incluye memes dentro de sí mismo, hace constantes menciones a facebook, llama a la autorreplicación.
- Usa elementos que pirran a nuestro cerebro, como masas haciendo cosas a la vez, lanzando consignas, bailando y sintiendo emociones colectivas o primeros planos de personas mostrando emociones.
- Copia el lenguaje electoral y de campaña a lo Obama para llamar a la acción. También el lenguaje de guerrilla. La operación de empapelado de ciudades es calcada a la Paperstorm.
- Utiliza el argumento de autoridad que tan bien funciona en los anuncios y en los foros de internet (el señor de la corte internacional), documentos, etc.
- Usa famosos: Clooney, Gaga, Angelina... y ya sabemos que como espectadores/internautas nada nos pirra más que un famoso. Esta ha sido una de las claves más importantes de su expansión (desde la premiere del vídeo estuvieron presentes, y después, respondieron al llamamiento que se les realizó desde Twitter).
- Es largo. Eso (a priori un incoveniente) consigue que transmita la sensación de haber visto algo importante, un documental y no un anuncio (aunque todo se hubiera podido resumir en dos minutos).
- Todo está explicado para niños. Literalmente.
- Hay nacimientos, muertes, violencia, secuestros, mutilaciones, violaciones, todo muy épico.
Sin embargo comienza y se cierra de forma tecnooptimista y el asunto del vídeo no se desvela hasta pasados 5 minutos. Lo duro va en rápidos flashes. Si ves el vídeo sin saber su objetivo, el efecto se multiplica. No es deprimente, sino que llama a la acción. Juega al "life changing", es decir, te cuenta algo que hasta entonces no sabías y que te hará ver las cosas de forma distinta desde entonces, que es otra de las claves de lo viral.
- Hace la pelota al receptor constantemente: vosotros podéis cambiarlo todo.
- Hay pulseras, soporte simbólico y viral donde los haya.
- Da unas instrucciones clarísimas: comparte, dona.
En resumen: el vídeo provoca una emoción que incita a la acción y a la replicación. Podría, por ejemplo, no provocar nada, o provocar tristeza, pero entonces no funcionaría. En palabras de uno de los autores:
"Hay un montón de buenos documentales ahí
fuera que pintan una historia bien contada sobre lo que está mal en el
mundo. Pero una de las cosas de los documentales de alta gama es que
raramente proponen una respuesta, ellos solo articulan el problema
bellamente. Y odiamos eso. Te dejan diciendo "Oh, vale, odio el
fracking, ¿ahora que se supone que tengo que hacer?". Lo que hicimos fue
pintar claridad moral y proporcionar pasos de acción directa. No hay
créditos ni nada más. Presentamos el problema y entonces acabamos el
film con tres pasos para ayudar a la gente a hacer un cambio. Eso
resuena en la gente. El tercer paso es tan simple como compartir el
film. La gente puede hacerlo".
La gente que más sabe de lo viral enseguida se ha puesto en guardia. "Investiga a fondo tus motivos. No reenvíes simplemente un vídeo aleatorio a un extraño porque un asesino de masas hace decir "triste" a un niño de cinco años. Aprende un poco sobre las complejidades de la región y las lucha en curso antes de abogar por la intervención militar directa", dice The Daily What. "El vídeo de Kony ha sido hecho por gente cuyas intenciones parecen buenas, incluso si su ideología y análisis pueden ser un poco simplistas. ¿Pero y si un video con antecedentes más siniestros obtuviera este tipo de impulso viral?, se preguntan en The Guardian.
Así que surge la duda de si este nuevo tipo de manipulación tan brutamente eficaz es ética aunque se realice por un buen fin. La pregunta de qué pasará cuando los malos aprendan a manejar estas técnicas, si es que no han aprendido ya. La necesidad de reflexión personal antes de sucubir al impulso físico e irracional (recuerda, proviene de una emoción) de darle al botón de compartir. El papel del periodismo contra la propaganda. Y, no menos importante, la cuestión de si es esperanzador o deprimente que los jovenes reaccionen así ante estos resortes: la mayoría de las visualizaciones las han realizado adolescentes norteamericanos.