La polémica se produjo en la llamada Zhonghua Men («Puerta
de China»), antaño entrada sur de las murallas que rodeaban la ciudad
de Nankín, en el este del país, explicó la televisión provincial de
Jiangsu, de la que es capital la mencionada localidad.
El Ferrari, modelo 458, ascendió a la muralla por las rampas que
antaño servían a soldados para apostarse en las almenas, y por la noche
un conductor efectuó varios derrapajes que se grabaron en vídeo y
fueron difundidos en internet, generando las iras de muchos ciudadanos
chinos.
«Es un sitio público e histórico,
no sé por qué se usa como si fuera un salón del motor», señalaba a las
cámaras de la televisión provincial una turista, mientras el subdirector
de turismo local, Jin Jiechun, culpaba de ello a los responsables de
cuidar el monumento. «Han sido gravemente criticados, ya que no estaban
autorizados a hacer lo que han hecho, y han pedido perdón», señaló Jin.
Huella imborrable
La
oficina central de Ferrari en China, por su parte, ofreció sus
«profundas disculpas» asegurando, no obstante, que el responsable era
una distribuidora de la marca -Kuaiyi Automobile- a la que no había
autorizado a llevar a cabo tal promoción.
Esta
pretendía conmemorar los 20 años de presencia de Ferrari en el gigante
asiático, pero parece que la mayor huella que va a dejar en los
ciudadanos es la de los neumáticos
del vehículo en lo alto de la muralla, ya que los funcionarios de
mantenimiento del monumento se han visto incapaces de borrarla por
ahora.
La
muralla fue erigida en los comienzos de la dinastía Ming (1368-1644),
que inicialmente tuvo su capital precisamente en Nankín, aunque monarcas
posteriores trasladaron la sede imperial a Pekín muy poco después.