viernes, mayo 25, 2012

Nueve consejos para conseguir un embarazo

Dejar el tabaco y el alcohol, evitar el sobrepeso o la extrema delgadez y huir del ejercicio intenso son algunas de las pautas para mejorar la fertilidad de hombres y mujeres.

Si estás buscando un bebé deberías saber que hay una serie de pautas que aumentan las posibilidades de embarazo y algunos hábitos que pueden obstaculizar este objetivo. Lo primero de todo es ponerse a ello, pero sin que los nervios se apoderen de la pareja porque esto de concebir no siempre es fácil. «La fertilidad humana es muy mala. Cuando hacemos estudios genéticos de chicas sanas que donan ovulos, casi el 50% de los ovocitos están mal», advierte el doctor Miguel Ángel Checa, jefe de Reproducción Humana del Hospital del Mar y coordinador de la guía «Estilo de vida y fertilidad», editada por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).


Una de cada cinco mujeres se queda embarazada en el primer mes que lo intenta y el resto irá viendo cómo se reducen sus posibilidades según avanza el tiempo. Si después de un año no se consigue, es recomendable consultar con un especialista en reproducción para averiguar qué está pasando. Si la mujer es mayor de 35 años o tiene ciclos irregulares, es mejor adelantar la consulta a los seis meses. 

Conviene desechar también dos mitos muy extendidos cuando se intenta tener un hijo: la influencia de los anticonceptivos y la postura sexual. No cuesta más quedarse embarazada justo después de dejar la píldora. «La concepción puede producirse al mes siguiente de abandonar el tratamiento». Y tampoco hay posiciones durante las relaciones sexuales que favorecen la fecundación.

Nuestro actual estilo de vida, que obliga a muchas mujeres a retrasar la maternidad hasta casi los cuarenta, no ayuda. La edad es una de las circunstancias que más influye en la reproducción. «Biológicamente, la edad ideal de las mujeres para concebir son los 20-25 años. Aunque hasta los 35, en el caso de ellas, y los 50, en ellos, no debería haber problemas», señala a ABC.es el doctor Checa. La razón es que, a diferencia de los hombres, las mujeres nacen con un número de óvulos que van perdiendo y no se regeneran. Por tanto, cuanto más mayor, menos ovocitos y mayor exposición a tóxicos ambientales que pueden alterar su calidad. 


Además de no retrasar en exceso la edad para concebir, hay otras ocho claves que pueden ayudarte a conseguir un embarazo:

1.- Tener relaciones sexuales durante la ovulación de la mujer. En un ciclo menstrual normal de 28 días, los días más fértiles se encuentran hacia la mitad, entre el 12 y el 14.
2.- El sobrepeso (IMC mayor de 30) reduce la fertilidad en ambos sexos, pero un peso demasiado bajo (IMC menor de 20) en las mujeres también puede dificultar la posibilidad de concebir con éxito.
3.- El estrés y la ansiedad son enemigos de la concepción. En el caso de las féminas, puede contribuir a la desaparición de la regla, y en los hombres alterar la calidad seminal.
4.- El deporte es positivo, pero con moderación. Cuando se practica un ejercicio muy intenso (por ejemplo tres clases de spinning a la semana) la calidad seminal baja y la menstruación puede desaparecer.
5.- Alcohol, tabaco y drogas, cero. Fumar influye negativamente en la concentración y movilidad de los espermatozoides y reduce las tasas de embarazo. Un elevado consumo de alcohol, se relaciona con alteraciones del semen, pérdida de menstruación, dificultad para conseguir embarazos y aumento de abortos.
6.- Qué comemos. La dieta mediterránea tiene un impacto positivo. Más de la mitad de los casos de esterilidad masculina sin una causa clara, podrían tener relación con una nutrición incorrecta.
7.- El café. Su consumo moderado no supone un problema, pero tomar más de tres tazas al día puede influir negativamente.
8.- Factores ambientales. Evitar en la medida de lo posible la exposición a tóxicos, excesiva polución y pesticidas. Los disruptores endocrinos son sustancias tóxicas medioambientales que también pueden alterar la capacidad reproductiva y afectar al feto o al recién nacido durante su desarrollo o lactancia.