Aunque todavía está en un estado incipiente de desarrollo, la gran esperanza energética del futuro de la humanidad pasa por la fusión nuclear.
Según Steve Cowley, director del programa de fusión británico y asesor
del primer ministro británico David Cameron, esta tecnología "segura, limpia e inagotable", será en pocos años la mayor industria planetaria. Por eso pide a Europa que mantenga una apuesta firme por ella.
En una entrevista con Efe, Steve Cowley, miembro del Council for Science and Technology, asegura que la fusión será "la energía del futuro".
Cowley ha participado esta semana en Madrid en un seminario organizado por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), una instalación española puntera en la investigación de esta energía.
Actualmente, el ochenta por ciento de la energía que se consume en el mundo procede de combustibles fósiles,
un negocio que mueve anualmente más de seis billones de dólares al año,
según Cowley. Sin embargo, estos combustibles son limitados, muy
contaminantes y responsables de la mayor parte de las emisiones de CO2 a
la atmósfera. El resto del pastel energético (cerca del veinte por ciento) se reparte entre la energía nuclear y las renovables (solar y eólica).
No
obstante, sustituir los combustibles fósiles por energía nuclear y
renovables es imposible, porque muchos países han rechazado la nuclear
por insegura, y la energía solar es muy cara, explica el investigador.
La energía nuclear de fusión, sin embargo, "es perfecta" porque, a
diferencia de los combustibles fósiles, "no contamina", no provoca problemas medioambientales y, al contrario que la nuclear, "no es radiactiva, ni genera residuos de larga duración".
La energía de fusión reproduce las reacciones que tienen lugar en las estrellas, que utilizan el hidrógeno como combustible.
Para recrear esa fusión, se usan dos isótopos del hidrógeno (deuterio y
tritio), un gas que a 200 millones de grados centígrados se convierte
en el cuarto estado de la materia, el llamado "plasma".
El plasma, confinado en un campo magnético,
produce una energía que "aún es muy cara de obtener y que además sólo
sabemos hacer a gran escala, con máquinas grandes, y un elevado coste
económico". De momento esta técnica consume diez veces más energía de la
que genera.
La apuesta internacional
Para
demostrar la viabilidad científica y técnica de la energía nuclear de
fusión, se creó un consorcio internacional para construir un reactor
experimental denominado ITER.
La UE (responsable del 45 por ciento de la inversión), Japón, China,
India, Corea, Rusia y EEUU, construyen en Cadarache (Francia) el
prototipo, que se estima que costará al menos 12.000 millones de euros.
"En 2025, ITER llevará a cabo un experimento histórico. Para entonces la mayor parte de los problemas técnicos y retos actuales estarán
solucionados y se demostrará que la fusión es viable", asegura Cowley.
Fusionar átomos ya se ha hecho muchas veces, lo difícil es extraer, de
manera controlada, más energía de la que se introduce en el sistema.
"Para entonces, Europa debería estar a la cabeza de la investigación de
esta tecnología porque si logramos construir plantas productoras para
el resto del mundo, será la mayor la mayor industria del planeta, la que
sustituirá al gas, al petróleo, etc".
Industria y medio ambiente
Eso sí, advierte Cowley, hasta que la energía de fusión sea una realidad, habrá que construir más centrales nucleares.
"Tomemos como ejemplo a Alemania. Es un país antinuclear que intenta
consumir sólo renovables. El riesgo es que si la energía sale más cara,
la industria se vuelve poco competitiva y entonces se traslada a lugares
con energía fósil o nuclear, donde la producción es más rentable y la
energía más barata".
Así que, dada la alta dependencia de la industria moderna con el precio de la energía, "Alemania está perdiendo competitividad, y si Alemania se equivoca, la UE se hundirá".
Además,
lamenta Cowley, "eso no ayuda al planeta porque la industria no deja de
contaminar, simplemente se traslada a lugares donde se le permite
hacerlo. Así que hay que asegurarse de que ayudamos al planeta de manera
sostenible y, al mismo tiempo, que la economía de la UE sea
competitiva"