Un estudio sugiere que la radiación nuclear resultante de los ensayos con bombas nucleares y los accidentes en centrales provoca que nazca un número ligeramente mayor de niños que de niñas. Si bien los efectos parecían solo regionales y debidos a incidentes sucedidos en la zona, como el caso de Chernóbil, las explosiones sucedidas en la atmósfera parecen afectar a las tasas de nacimiento a nivel mundial.
Los escolares se ponen máscaras para protegerse de la radiación en
una de las zonas nucleares de Chernóbil
El resultado: según los investigadores, han nacido millones de niñas menos por todo el mundo de lo que se esperaba. Y los expertos creen que, dados los problemas nucleares de Japón en la actualidad, podríamos esperar otra generación mayoritariamente masculina.
Para
llevar a cabo el reciente estudio, los científicos analizaron los datos
demográficos de 39 países europeos y de los Estados Unidos desde 1975 a
2007. Descubrieron un aumento en el número de nacimientos de niños, en
comparación con el de nacimientos de niñas, en todos los países
investigados desde 1964 a 1975, y en muchos países del este de Europa
durante varios años después de 1986.
En
circunstancias “normales”, el nacimiento de niños aventaja al de niñas
en razón de 105 por 100, explicó el coautor del estudio Hagen Scherb.
“No se sabe la razón biológica para esta ratio”, afirmó. “Es una
constante natural, como la de la gravedad”. Los descensos estadísticos
observados en el estudio se suman a ese ligero desequilibrio natural.
Los
aumentos en los sesenta y los setenta se atribuyen en el estudio a la
dispersión mundial de átomos radiactivos resultante de los ensayos
nucleares. Estos ensayos elevaban hasta la atmósfera a los átomos
radiactivos, y allí las corrientes de aire recogían estos átomos y los
repartían por todo el planeta.
Los
ensayos nucleares a cielo abierto tuvieron lugar mayoritariamente desde
finales de los cuarenta hasta 1963, momento en que el Tratado de
Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares hizo que estas pruebas se
llevaran a cabo bajo tierra, al menos las de los países signatarios:
Estados Unidos, la Unión Soviética y el Reino Unido.
¿La lluvia radiactiva oculta de Chernóbil?
Los
científicos creen que el segundo pico de sus datos se debe al desastre
de Chernóbil en 1986, cuando un reactor nuclear explotó en Ucrania, que
formaba parte entonces de la Unión Soviética. En el caso de Chernóbil,
el efecto estaba más localizado, dado que el escape radiactivo tuvo
lugar sobre el terreno. "Cuanto más cerca estuviera un país de Chernóbil, más fuerte era el efecto”, explicó Scherb, bioestadístico del Centro Alemán de Investigación para la Salud Medioambiental en Munich.
Por
ejemplo, en la vecina Bielorrusia hubo una proporción de nacimientos
masculinos respecto de los femeninos mucho mayor que en Francia, que se
encuentra a cientos de kilómetros de distancia.(mapa regional).
No
se observaron efectos secundarios de Chernóbil en EE.UU., que en teoría
se encontraba demasiado lejos para que los átomos radiactivos llegaran
allí en cantidades suficientemente altas, añadió Scherb.
En
ambos casos, el aumento en la ratio de nacimientos masculinos respecto
de los femeninos fue escaso, de menos del uno por ciento. Sin embargo,
el efecto duró años antes de igualarse o invertirse, algo que no resulta
sorprendente, dado que los átomos radiactivos pueden seguir resultando
dañinos durante varios años, según los autores del estudio.
De
acuerdo con las estimaciones de éstos, incluso con un aumento tan
reducido del porcentaje de nacimientos de niños, el incremento de la
radiación nuclear en el mundo ha llevado, durante décadas, a que
nacieran millones de niñas menos de las que se habría previsto en todo
el planeta.
¿Son los cromosomas femeninos especialmente vulnerables?
El
mecanismo biológico por el cual se da este desequilibrio en la ratio de
nacimientos por sexo no se investigó en el estudio. No obstante, los
experimentos previos con radiación en animales indican que el incremento
del número de machos podría deberse al daño sufrido por los cromosomas X
en el esperma, afirmó Scherb.
En
los seres humanos, un espermatozoide puede contener un cromosoma X o un
cromosoma Y, mientras que los óvulos no contienen cromosomas Y. Si un
embrión tiene una combinación XY, se convertirá en un niño, y una
combinación XX da lugar a una niña.
No se sabe exactamente por qué los cromosomas X del esperma se verían más afectados por la radiación que los cromosomas Y,
o que los cromosomas X del óvulo, informó Scherb. Quizás se deba a que
los cromosomas X son simplemente más grandes o porque los óvulos
protegen sus cromosomas mejor que los espermatozoides, conjeturó.
También
podría ser que, dado que los cromosomas X (más grandes que los Y)
llevan más genes, el daño recibido por el cromosoma X tiene más
probabilidades de dar lugar a embriones con deformaciones fatales,
añadió.
Sea
cual sea el mecanismo exacto, el resultado que sobrevendría por un
desequilibrio en el daño recibido por los cromosomas X sería que
nacerían menos niñas que niños, explican los autores del estudio. Y ése
es precisamente el efecto observado en la investigación.
«Los datos más convincentes»
Este estudio contiene “los datos más convincentes” que sugieren que la radiación puede dar lugar a un desequilibrio de sexos entre los seres humanos, según el genetista Karl Sperling, del Instituto de Genética Médica y Genética Humanade Berlín.
Estos
hallazgos cuestionan la creencia tradicional de que la exposición a la
radiación nuclear no tiene efectos genéticos en los humanos o de que
éstos son insignificantes, añadió Sperling, que no participó en el
estudio, publicado en el último número de la revista Environmental
Science and Pollution Research.
“Para
la comunidad científica, los descubrimientos del Dr. Scherb son
completamente inesperados, [pero] están bien fundamentados desde un
punto de vista estadístico”, escribió Sperling en un email.
Aunque
se basan sobre todo en estadísticas de la época de la Guerra Fría, las
averiguaciones son relevantes en nuestros días también, según Scherb,
coautor del estudio. Tras el accidente de la central nuclear de
Fukushima Daiichi en Japón, la radiación podría dar lugar de nuevo a un
desequilibrio de sexos en los seres humanos, explicó.