El verano es, sin duda, la época con más accidentes de tráfico de todo el año, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT). Accidentes que sacuden la vida de muchas familias ocasionando cambios brutales en la vida de estas. ¿Cómo podemos ayudar a nuestro familiar en estos momentos? ¿Podemos hacer algo para favorecer su recuperación? «Podemos ayudar, y
mucho», indican desde el grupo de Trabajo de Psicología de Urgencia,
Emergencia y Catástrofes del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
La
familia es, a su juicio, el mejor colchón amortiguador de sus miedos e
inseguridades. «Se volverá a sentir de repente como una persona
indefensa, insegura, y tremendamente dependiente, y podemos hacer mucho
para ayudarle», añaden desde el COP. Estas serían las recomendaciones
para facilitar la recuperación emocional de un pariente en caso de que
este haya sufrido un accidente grave:
1. Escuchar el relato que hace el herido de los hechos tantas veces como esté dispuesto a contarlo.
2. Tratar de no adelantarnos a su relato
ni de explicarle nosotros cómo ha pasado. Favorecer el proceso haciendo
preguntas que le ayuden a situarse en el momento y lugar en el que
ocurrió el accidente.
3. Desculpabilizar.
La culpabilidad por lo sucedido aparece habitualmente después de un
accidente. Hay que tratar de transmitirle que la culpa (sea racional o
no) es normal que aparezca, que la mayoría de las víctimas también se
sienten así.
4. Mostrar afecto y compresión.
Nuestro familiar necesitará en estos momentos que estemos muy cerca de
él. Igual que nosotros, tiene mucho miedo por su futuro y no sabe cómo
va a ser su vida ni qué tipo de secuelas van a quedar en su cuerpo.
5. Ofrecer toda la información de la que dispongamos. No mentir.
6. Dejar que, en todo lo posible, tome decisiones relacionadas con su vida en el hospital y fuera de este.
7. Evitar situaciones sobreprotectoras.
En algunos casos las situaciones de tristeza y de pena hacia el
accidentado fomentan este tipo de conductas que, lejos de ayudar, le
transmiten sentimientos de inseguridad y fragilidad.
8. Solicitar ayuda de un psicólogo si persisten los sentimientos de miedo, desamparo, ansidedad... etc.