Cuando supo que su casa podía no aguantar el tornado que azotaba su ciudad, protegió con su cuerpo a sus dos hijos, mientras los escombros caían sobre ella.
“Todas las madres son valientes, pero pocas de nosotras -incluso
aquellas de diferentes épocas y lugares- son realmente puestas a
prueba”, comentó la semana pasada, en la revista Time, Kara Gebhart Uhl,
madre estadounidense con un blog dedicado a la paternidad.
Sus
palabras iban dedicadas a Stephanie Decker, una mujer que en marzo
pasado protagonizó una historia que hasta hoy la mantiene con el título
de héroe en Estados Unidos, y que comenzó el día que 36 personas
murieron en Indiana, por un tornado de 280 kilómetros por hora que azotó
su estado.
Stephanie había ido a buscar a sus hijos, Dominic (9)
y Reese (6), más temprano que de costumbre al colegio. Habían anunciado
el paso de un tornado, así que todos en Henryville, su ciudad, estaban
alertados. Por su parte, la mujer de 37 años se fue directo a su hogar, a
esperar lo que el clima traería.
Estaba sola con sus hijos en la
enorme casa de dos pisos que había mandado a construir con su marido,
Joe, quien en esos momentos, se refugiaba en su trabajo y se iba
enterando a través de los medios del camino que el tornado iba
recorriendo. Cuando él vio que éste iba directo a su familia, no tardó
en llamar a Stephanie para que se protegiera lo antes posible.
“Supuse
que estaba segura, y oí el rugido como de un tren, atrás mío. Entonces,
supe lo que venía”, relató Stephanie a ABC News. Asustada, la mujer
tomó a sus dos hijos y bajó hasta el sótano, sin saber cómo reaccionaría
su casa ante el primer tornado que enfrentaba, y asustada del
ensordecedor ruido que ésta había comenzado a hacer. Lo que en realidad
estaba pasando, era que su querido hogar se estaba destruyendo por
completo.
Una vez abajo, cubrió a sus hijos con una manta y luego
se lanzó sobre ellos para protegerlos de cualquier peligro. “Recuerdo
todo. Estuve consciente todo el tiempo (...) Ellos me necesitaban, así
que tuve que ver qué podía hacer”, comentó, recordando la fuerza con la
que los protegió, mientras, literalmente, su casa caía a pedazos sobre
su espalda.
“¡Mamá, no puedo vivir sin ti! ¡No quiero morir! ¡Por
favor, no me dejes morir!”, gritaban los niños bajo su madre, al tiempo
que las vigas, muebles, pilares golpeaban a Stephanie. Para cuando pudo
tomar conciencia de su propio cuerpo, notó que una de sus piernas
parecía haber sido cortada y la otra, aplastada. A esto se sumó la
fractura de siete costillas y un pulmón perforado.
“Mi pierna se
había cortada o estaba apenas unida. Tomé mi celular y le hice un video a
mi marido para decirle que lo amaba”, contó Stephanie. No podía
moverse, y tampoco sabía si podría conseguir ayuda pronto y temió que
moriría desangrada en su sótano, ahora expuesto al aire.
Fue
Dominic el que se armó de valor para salir en busca de ayuda para su
mamá. Mientras, Stephanie usó la frazada con la que había protegido a
sus hijos para hacer un torniquete en la pierna que claramente estaba
cortada. Pero pronto llegó su hijo con un vecino que usó su cinturón
para atar más fuerte la extremidad cercenada, y que buscó a tiempo una
ambulancia. Una vez adentro del vehículo que la llevaría al hospital, la
mujer miró el estado de sus dos piernas y exclamó: “Bueno, hasta aquí
llegaron las pedicuras”.
Stephanie estaba a salvo. Ya poco
importaba que perdiera la pierna izquierda por sobre la rodilla, y la
otra, debiera ser amputada desde el tobillo. “Quiero que estos niños
tengan una madre y no quería que crecieran sin mí”, ha comentado la
mujer. “Fue por instintos, y fue por proteger a mis hijos”.
No
pasó mucho tiempo antes que ella creara junto a su marido una fundación,
en un comienzo para pagar sus operaciones y recomenzar la vida con su
familia tras perder todo lo material, pero ahora también está enfocada a
ayudar a los niños que lo necesiten, a acceder a las prótesis más
modernas que haya.
Tras la operación, los médicos pronosticaron
que a los tres meses Stephanie volvería a caminar. Pero ya en mayo, se
mostró ante todo su país bailando con Ellen DeGeneres en el programa de
la actriz. “La gente me dice que soy una héroe. Pero lo que hice fue
solo por ser mamá (...) Perder mis piernas no ha sido nada, en
comparación a lo que todavía tengo”, dijo en el espacio.